El sindicato Ustea ha reaccionado a la aprobación y desarrollo de la Ley 3/2021, de Reconocimiento de Autoridad del Profesorado, con una valoración matizada. Reconoce avances en el plano formal, pero advierte de que la norma no afronta los problemas estructurales que, a su juicio, están detrás del deterioro de la convivencia escolar en Andalucía: las altas ratios en las aulas y la falta de personal en los centros educativos.
Desde la organización sindical destacan como aspectos positivos que la ley reconozca al profesorado como autoridad pública, incorpore la presunción de veracidad en el ejercicio de sus funciones y contemple asistencia jurídica y psicológica para los docentes. Ustea también considera relevante la creación de una base de datos que permita visibilizar las situaciones de conflicto en los centros y la sobrecarga laboral que soporta el profesorado.
Sin embargo, el sindicato es contundente al señalar que ninguna medida basada en la “autoridad” será eficaz mientras persistan las actuales condiciones en las aulas. Las ratios elevadas, con más de 25 y 30 alumnos por clase en muchas etapas educativas, hacen inviable una atención personalizada y complican seriamente la gestión de la convivencia diaria en los centros.
A este escenario se suma, según Ustea, la grave falta de profesionales de orientación y de apoyo socioeducativo. Andalucía continúa situándose entre las comunidades con peores ratios de alumnado por orientador u orientadora, lo que deja al profesorado sin respaldo ante situaciones cada vez más complejas desde el punto de vista social, emocional y conductual.
“La convivencia no se mejora con más sanciones ni con discursos de autoridad, sino con más profesorado, menos alumnado por aula y equipos de orientación suficientes”, señalan desde Ustea. En este contexto, la labor tutorial —que debería tener un carácter preventivo y cercano— se ve completamente desbordada en centros con alta complejidad y sin recursos humanos adecuados.
El sindicato alerta además de que la sobrecarga laboral y la falta de personal están provocando un aumento preocupante de estrés, ansiedad y depresión entre el profesorado, convirtiendo la docencia en una de las profesiones con mayor desgaste emocional. En este sentido, Ustea denuncia que la atención psicológica prevista en la ley carece de una dotación real, con cifras claramente insuficientes de profesionales por provincia.



