La terraza más viñera del mundo pasa a unas manos sorprendentes: Massachusetts-Frankfurt-La Caleta

El mismo empresario madrileño, funcionario del Banco Central Europeo, que ha reabierto el Club Caleta también se ha hecho con la gerencia del bar-restaurante y sala El Tinte, junto a la plaza de Mina

La terraza del Club Caleta, bajo la balaustrada más turística y fotografiada de la ciudad.
La terraza del Club Caleta, bajo la balaustrada más turística y fotografiada de la ciudad. MAURI BUHIGAS

La terraza del Club Caleta es el palco más viñero y gaditano que pueda existir. El mejor mirador con vaso, copa o plato sobre la playa de plata quieta. Es tan tradicional que está labrado en piedra ostionera. Eso sí, ahora puede leerse en inglés, oyster stone, en el nuevo uniforme del personal.

La traducción no cambia nada. Tan tradicional, cantado y contado es el lugar que su balcón superior hace de escenario, cada día, para la mayor cantidad de fotografías turísticas hechas desde el teléfono móvil en la ciudad de Cádiz.

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La terraza, junto a uno de los accesos a la orilla de La Caleta. MAURI BUHIGAS

El bar del Club Caleta cambia de manos este verano. Reabría para una nueva etapa este viernes 14 de julio. Su arrendador anterior, durante los últimos 34 años, Juan Rosendo, colgaba el mandil por jubilación. Una de las barras más visitadas de la playa más conocida de Cádiz, la del barrio más señero, quedaba vacante.

El nuevo responsable ha suscrito un acuerdo, ampliable, por 15 años y tiene un perfil particular. Ni empresario hostelero, ni joven emprendedor, ni viñero, ni caletero, ni gaditano.

Diego Rodríguez Palenzuela es un madrileño, funcionario del Banco Central Europeo con sede en Frankfurt. Cabría añadir que alto funcionario aunque prefiere eludir calificaciones, si bien admite haber encabezado misiones específicas.

Estuvo en aquellas troikas que tanto dieron que hablar, como la que intervino la economía de Irlanda hace una década. "Ya no fue como lo de Grecia, fue menos traumático, fue otra cosa", trata de zanjar con cierto pudor.

"La clientela viñera es la fundamental, más que el turismo. Por supuesto que seguiremos con el café para llevar. De hecho, toda la carta es para llevar"

Formado en el prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology), asegura que afronta sus últimos años antes de la jubilación "y no quería vivir en Madrid cuando me retire". Así que de trabajar en Frankfurt pasará a La Viña.

Único precedente empresarial

Sin experiencia en la hostelería, su familia sí tiene un negocio previo, el colegio Decroly. El nombre es homenaje al célebre pedagogo belga. Está ubicado en el barrio de Chamberí de Madrid, "con unos cien trabajadores entre docentes y no docentes, unos 500 alumnos", afirma. No parece poca experiencia de gestión.

El salto a la hostelería y a Cádiz tiene más connotaciones sentimentales que profesionales. "Mis hijos, mi pareja y yo hicimos un viaje por toda Andalucía en 2018. Queríamos conocerla bien, todas las ciudades grandes, los pueblos históricos. Me gustaron muchos sitios pero lo de Cádiz fue un flechazo, un enamoramiento. Mío y de mi familia".

Vista de La Caleta desde la terraza, con el Castillo de San Sebastián al fondo.   MAURI BUHIGAS
Vista de La Caleta desde la terraza, con el Castillo de San Sebastián al fondo. MAURI BUHIGAS 

Tanto que decidió comprar casa en Cádiz, "ahí, en Hollywood", dice para recalcar la cercanía con La Caleta y con el dialecto local, que llama así a unos edificios cercanos porque estaban llenos de estrellas, las de los uniformes de los mandos militares propietarios.

"Empezamos a venir mucho al Club Caleta, casi a diario cuando estábamos en Cádiz. Conocimos a Juan y al personal más veterano, que se ha quedado en esta nueva etapa. Hicimos amigos aquí. Un día salió la conversación de que Juan se jubilaba y empezamos a pensarlo".

Cerca de la jubilación, se "enamoró" de Cádiz en un viaje familiar en 2018, decidió comprar una vivienda y ahora se ha hecho con un negocio señero

El resto del vínculo sentimental llega a través de su hijo, Daniel Rodríguez. Formado en el Basque Culinary Center, sí decidió hacer de la hostelería y la cocina su vida profesional. Juntos pretenden renovar el Club Caleta pero sin perder su esencia.

"No soy un intruso"

Al nuevo arrendador le preocupa ser visto "como un intruso, como alguien que llega de fuera. Sólo quiero vivir y tener actividad en Cádiz, pasar el resto de mi tiempo aquí. Mi familia está aquí. Espero que los gaditanos me acepten porque Cádiz puede ser una plaza amurallada, no sólo en lo físico y en lo real, también en lo social".

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Los paseantes ante el Club Caleta, minutos antes de abrir sus puertas en una mañana de lunes.  MAURI BUHIGAS

La confianza de ser bien acogido ha crecido con amigos como José Ruiz Navarro, catedrático emérito de Emprendimiento en la Universidad de Cádiz, y al que agradece una confianza esencial en esta nueva etapa.

Las directivas saliente y entrante del Club Caleta también "nos han recibido con mucho afecto. El día de la reapertura, el 14 de julio, invitamos a muchos vecinos de La Viña. Esto es de ellos. Vino Manolín Santander, por ejemplo, fue una alegría para nosotros".

"Espero que los gaditanos me acepten, Cádiz puede ser una plaza amurallada y no sólo en lo físico"

Para espantar posibles temores, recalca que "la clientela viñera, gaditana, es fundamental, la del café y la tarde frente a La Caleta, la que viene de vez en cuando a comer es esencial. Es nuestra prioridad, antes que el turismo. Por supuesto que se puede seguir pidiendo café para llevar a la arena. De hecho, todo lo que hacemos se puede llevar".

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Usuarios de La Caleta, desde el balcón superior del club.    MAURI BUHIGAS

Asegura Diego Rodríguez que mantendrá "precios asequibles" y la misma personalidad de la carta, "con el pescado a la sal, a la espalda, como centro, claro, estamos en La Caleta". La evolución será pequeña y progresiva.

"Tenemos algún poke, quizás más atún rojo en la carta, iremos introduciendo algunas propuestas pero poco a poco, todo lo tradicional sigue". Mantienen el protagonismo la fritura de pescado, la inevitable tortilla de camarones y el arroz en distintas variantes.

El local ha sido reformado antes de la reapertura, despejado en su interior y reordenado, "aunque la cocina estaba en perfecto estado, muy nueva, y ha necesitado poco trabajo". Aun así, los cambios estéticos, estructurales, en el interior, serán más, serán progresivos, antes de cada verano, probablemente, anuncia el nuevo responsable.

El Tinte Superbar comparte nueva etapa y empresario con vocación de acoger mucha música

La terraza del Club Caleta no es el único local conocido que Diego y Daniel Rodríguez han pasado a gestionar en Cádiz. Unas semanas antes de reabrir el establecimiento viñero, también llegaron a un acuerdo para hacerse con El Tinte Superbar.

El célebre restaurante, con vocación de bar de copas y sala para actuaciones y música en directo, con terraza en la Plaza de Mina, fue abierto en 2020 por Jose Otero y Rafael Butrón. Un establecimiento polifacético, incluso sede de eventos y bar de fútbol, que ahora abre una nueva etapa pero también con mucho de continuidad.

Interior del local ubicado en el callejón del Tinte.
Imagen de archivo del local ubicado en el callejón del Tinte. MANU GARCÍA

La idea es reforzar la oferta cultural del establecimiento, con cenas con flamenco y sesiones de micrófono abierto, que se sumen a la programación de actuaciones en directo y de DJ, que se mantiene vigente y renovada.

Entre el Club Caleta y El Tinte, Diego Rodríguez calcula en más de 20 los puestos de trabajo que se conservan en la hostelería de Cádiz. En muchos casos, tanto en cocina como en sala y en otros apartados, ya se han producido "trasvases" entre el personal de un local y otro.

Es previsible que haya un movimiento frecuente porque la previsión es que uno tenga más protagonismo en la temporada de primavera y verano, mientras que el otro sea más atractivo en la de Navidad y Carnaval.

 

 

Sobre el autor:

Afot

José Landi

Nacido en Cádiz, en 1968. Inicia su trayectoria en 1990. Columnista, editorialista, redactor, colaborador, corresponsal o jefe de área en 'El Periódico de la Bahía de Cádiz', 'Cádiz Información', 'Marca', 'El Mundo' y 'La Voz de Cádiz'. Ha colaborado en magacines o integrado tertulias de Canal Sur Radio, Cadena SER, Canal Sur Televisión, Onda Cero y COPE. Premio Paco Navarro de la Asociación de la Prensa de Cádiz en 1997 y 2012 (a título colectivo). Premio Andalucía 2008 a la mejor labor en internet (colectivo). Ganador del I Premio de Relatos Café de Levante. Autor de la obra de autoficción ("no sabía que existiera ese género", dice) 'Ya vendrán tiempos peores' (Editorial Cazador, 2016). Puso en marcha el proyecto de periodismo gastronómico 'Gurmé Cádiz' y mantuvo durante diez años blog como 'El Obélix de San Félix' y 'L'Obeli'. Forma parte del equipo que realiza el 'podcast' de divagación cinematográfica 'A mitad de sala'.

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