El superbar “transgresor” del callejón del Tinte de Cádiz con cocina fusión y DJs

Los gaditanos Rafael Butrón y José Otero abrieron hace unos dos años este establecimiento en el casco histórico con un concepto novedoso marcado por la comida creativa y los conciertos

Daniel Ogalla con Rafael Butrón e Isaac junto al grafiti de David Bowie en el superbar El Tinte en Cádiz.
Daniel Ogalla con Rafael Butrón e Isaac junto al grafiti de David Bowie en el superbar El Tinte en Cádiz. MANU GARCÍA

Dicen que en pleno siglo XVIII una mujer rezaba en la oscuridad del callejón del Tinte de Cádiz hasta que un joven murió y no se supo nada más de ella. Años después, en este enclave gaditano popular por sus leyendas se divisa un “superbar”, próximo a la plaza Mina, que abrió en agosto de 2019 para revolucionar, no solo a los paladares sino también los oídos.

La idea de fusionar un restaurante con un escenario para dar rienda suelta a la música fue de dos gaditanos que querían ofrecer algo innovador en la hostelería de la zona.

Los rostros de El tinte son Rafael Butrón, que se dedica a las finanzas con alguna experiencia anterior y José Otero, que lleva más de 25 años dedicado a la organización de espectaculos públicos y es propietario de Absoluter Street Wear.

Interior del establecimiento gaditano.
Interior del establecimiento gaditano. MANU GARCÍA

Ambos decidieron que era una buena opción combinar los platos con los instrumentos y salió adelante un establecimiento que, sirve cocina creativa y, después, las sillas se apartan y se trasforma en un bar con música hasta las 4.00 horas. “Aquí se lía. El DJ se sube al escenario, las luces se programan y sacamos el cañón de humo”, explica Rafael.

“El DJ se sube al escenario y sacamos el cañón de humo”

En El Tinte se escuchan los ritmos electrónicos de Marcos Cruz, pero también los riffs de Motor West o las comparsas de Carnaval. Las letras retumban en un equipo de sonido con altavoces de Martin Audio London, esos en los que confiaron bandas como Pink Floyd o Supertramp en los setenta. Además, hay una pantalla gigante para retransmitir todo tipo de eventos.

Daniel muestra un plato de calamar frito
Daniel muestra un plato de calamar frito. MANU GARCÍA

“Este concepto no es novedoso en España ni en Europa, pero en Cádiz sí que lo era”, comenta Rafael señalando el rincón donde se celebraban los miércoles de flamenco, los jueves de rock y los viernes y sábado de DJ antes de que irrumpiera la pandemia.

Siete meses después de que inauguraran El Tinte, después de realizar una inversión, la crisis les obligó a cerrar de par en par. Los eventos tuvieron que esperar en este local que, en otra época, fue El bazar inglés, un almacén de ferretería que vendía desde alambres y cajas de hoja lata hasta generadores de gasolinas y anilinas -tintes.

“Por esa puerta entraba la maquinaria de gran formato y siempre tenían la calle llena de colores por los tintes”, recuerda Rafael. Cuando los negocios de este tipo abandonaron el centro para marcharse a polígonos, el almacén se convirtió en un café donde las mesas eran de mármol y los camareros vestían con camisa blanca, pantalones negros y pajarita. Además, es uno de los primeros lugares donde el flamenco se trató como una representación cultural como tal.

Interior del local ubicado en el callejón del Tinte.
Interior del local ubicado en el callejón del Tinte. MANU GARCÍA

Los socios se dieron cuenta que “para la gente de Cádiz este sitio siempre iba a ser El tinte” y así lo bautizaron después de barajar algún término relacionado como “el tintero”.  

En este establecimiento con historia un equipo de 16 personas se esmera para que una cocina non stop, abierta ininterrumpidamente de 12.00 a 00.00 horas, funcione. A la música se suma el arte culinario, productos de mercado que componen una carta en constante experimentación.

“Somos muy orientales en ese sentido, utilizamos un producto de mucha calidad, si intervienes poco al final tienes un resultado muy bueno”, comenta Rafael mientras el cocinero Daniel Ogalla, gaditano, prepara un plato de calamar frito rojo con bísquet de carabinero y ali oli de lima. En la barra, Isaac, jefe de sala, recoge unos vasos. 

Plato de calamar frito rojo con
Plato de calamar frito rojo con bísquet de carabinero y ali oli de lima. MANU GARCÍA

Su propuesta gastronómica se define como “cocina de fusión tirando a Cádiz” y los fogones cuentan con las manos de este creativo de la comida que ha trabajado con Martín Berasategui o Mauro Barreiro.

Los básicos de El tinte son la ensaladilla con mayonesa kimchi y gambones al ajillo y las croquetas de txangurro. Además de un crujiente de carne al toro, es decir, “un rollo muy divertido que lleva coulis de zanahoria encima”.

“Hemos incluido algunas opciones sin gluten”

Rafael menciona las costillas a baja temperatura o los chocos, “negros porque en el rebozado lo mezclamos con su propia tinta”. Tampoco se olvida de los pokes, que no estaban de moda cuando comenzaron la aventura, ni de los postres.

Crujiente de carne al toro.
Crujiente de carne al toro. MANU GARCÍA

Daniel corta un trampantojo de aguacate que, realmente, no lo es, porque esconde un cremoso de chocolate negro. “Hemos incluido algunas opciones sin gluten. Están igual de buenas o más que con la harina de trigo y se abre el abanico a que más gente pueda comer”, señala Rafael.

Los platos se degustan en un salón decorado con lámparas hechas por herreros y sofás fabricados por carpinteros. Según el socio, “todo está hecho. Esto era una discoteca boquete y le metimos mucha luz”.

Trampantojo de aguacate.
Trampantojo de aguacate. MANU GARCÍA

 

Daniel, Isaac y Rafael en la entrada del local.
Daniel, Isaac y Rafael en la entrada del local. MANU GARCÍA

Al principio, los clientes decían que el local “parecía recién salido de Pinterest” y es que, como bien comentan, “no estamos a ajenos a las tendencias”. Así, apuestan por un ambiente moderno donde el rostro de un músico británico vigila la entrada.

Un grafitti enorme de David Bowie recuerda que el local “es transgresor” junto a un fragmento de la letra Heroes, canción del duodécimo álbum del compositor.

“Fue lo primero que se hizo, antes de la obra. Lo tuvimos que tapar para que no se deteriorara y no se viera desde fuera”, detalla el gaditano. Fue el sevillano Theo Magma, con huella en Canadá, Austria o Estados Unidos, quien lo pintó con spray y hoy permanece como icono de un local que busca sorprender.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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