Llegado el verano es el momento de buscar destino para pasar las vacaciones. Muchas personas buscan lugares alejados del bullicio de la gran ciudad para relajarse y desconectar del estrés del día a día y en Jerez hay un lugar que permite hacerlo en plena campiña
En el kilómetro 6,5 de la carretera de Trebujena se encuentra la Finca La Carreña. Un antiguo viñedo del siglo XIX que pertenecía al bodeguero José Soto hasta que fue comprado por la familia de Fátima Sánchez, su actual dueña.
Sin embargo, ella está constantemente entre Madrid y Pontevedra, de modo que quien se encarga de la gestión de este espacio es Chari Mancilla. Los padres de esta jerezana trabajaban cuidando a Fátima y a sus hermanos cuando eran pequeños, de modo que ella se crió con ellos. "Llevo muchísimos años junto a esta familia, es como si fuera una más", comenta.
La parte destinada al alquiler de La Carreña —con capacidad hasta 20 personas— cuenta con ocho habitaciones con camas de matrimonio, dobles y triples y con cuarto de baño propio, un salón común, una cocina y un comedor. Además, todo ello está perfectamente equipado con sistemas de aire acondicionado y calefacción, televisión, chimenea y demás elementos útiles.
De lo único que no dispone es de conexión a internet. "Aquí el objetivo es venir a relajarse, a dejar los problemas atrás. Hay mucha gente que agradece no tener conexión", asegura Chari. Y es que "este destino está pensado para el relax. Sentarte en la piscina, o salir a la terraza, y solo escuchar los pájaros es algo increíble".
El estilo de todo el edificio es una mezcla entre lo clásico y lo moderno. "Hemos respetado en la medida de lo posible cómo eran las habitaciones, pero a la vez las hemos adaptado a las necesidades de los nuevos tiempos", explica.
Así, por ejemplo, se mantienen las antiguas losas del suelo o las puertas de la cocina y la alacena, que contrastan con las camas y los muebles más actuales que se han instalado. "La decoración es una pasada, queda todo muy bonito", dice la gerente.
Además de las habitaciones y las salas comunes hay una piscina a disposición de los huéspedes equipada con tumbonas y sombrillas y con una vista muy peculiar: un enorme campo de olivos. "No es lo que se suele ver mientras te estás bañando. Estar rodeado de naturaleza mientras nadas tranquilamente es un gustazo", indica Chari.
Hace aproximadamente 10 años se llevó a cabo la obra para adecentar y ampliar las habitaciones y desde entonces han estado ofreciendo este tipo de alojamiento rural. Sin embargo, Chari reconoce que "realmente desde 2018 es cuando hemos notado un aumento de la demanda".
Desde su punto de vista "el boca a boca debe estar funcionando muy bien, porque cada vez viene más gente y de más lugares distintos". De hecho, esta misma semana han estado alojados unos estudiantes de Canadá que vinieron desde Madrid. "Me dijeron que me tenían que dar dos besos porque me había portado genial con ellos", cuenta.
Además de esto, la Finca La Carreña cuenta con dos amplios salones destinados a celebraciones y en uno de ellos, además, se ubica un coqueto museo de guarniciones. "La gran pasión de Fátima son los caballos, de modo que tiene muchos objetos relacionados con este mundo. Probablemente lo último que la gente espera encontrar aquí es un museo", señala Chari.
Pero no es la única muestra ecuestre que existe en la finca. En el otro salón los comensales pueden disfrutar de la vianda mientras aprecian diferentes carruajes pertenecientes a la familia Sánchez.
En la parte trasera de La Carreña se encuentran las instalaciones pertenecientes a los caseros y un establo para los caballos de la finca. En el futuro, uno de los planes que manejan es incluir visitas turísticas y ofrecer viajes a caballo. "Disponemos de unos caballos maravillosos y estamos situados en un entorno privilegiado así que le podemos sacar partido", cuenta Chari.
Su sensación es agridulce, ya que ellos han conseguido revitalizar un espacio que se encontraba muy deteriorado, pero por toda la campiña jerezana hay fincas que "se están cayendo a trozos porque nadie les echa cuenta". Por no hablar de cómo los mastodónticos proyectos de energías renovables han empezado a deteriorar y colonizar el paisaje, como está sucediendo cerca de allí, en El BarrosoEl Barroso.
Desde su punto de vista "es caro y trabajoso mantener estos lugares tan grandes, pero creo que habría que hacer un esfuerzo porque es historia de Jerez y tiene un potencial turístico enorme".
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