La Pata Negra abrió en 2018 en Madre de Dios y sobrevivió a la pandemia, pero en 2024 cerró siendo una de las tiendas especializadas en chacinas de Jerez. Al frente estaban Yolanda Galán y José Manuel Oliva, una pareja que se lanzó a emprender y que ha tenido que cambiar el rumbo por diferentes circunstancias.
Desde primeros de octubre está cerrado este establecimiento por causas que explica Yolanda. "El principal motivo es la desgracia que estamos teniendo los autónomos en este país y la vida como nos la están poniendo con la cantidad de impuestos y demás, que son desorbitados. Cuando abrí, compraba el jamón de bellota a 18 euros el kilo, y la última partida de jamones la he comprado a 41 euros el kilo. ¿En qué momento gano yo dinero?", se pregunta la empresaria jerezana.
También considera algo clave en la decisión de haber cerrado el negocio que haya salido mal una apuesta en la expansión de la marca: "Quisimos crecer y ofrecíamos el servicio en la hostelería. Pero la hostelería está muy mal acostumbrada: el problema era el dejar a deber. Yo la factura tengo 30 días para pagarla. Si el del bar a mí no me paga en 30 días, tienes que meterte judicialmente. Y si yo no denuncio antes de tres meses, la culpa encima es mía por haberlo dejado a deber".
Además, admite que uno "de los fracasos más grandes fue exportar fuera de España. Ahí es donde vino el problema. Exportamos a Suiza y ahí nos deben lo más grande".
Yolanda señala que siempre contaron con el respaldo de los vecinos de la zona, pero también habla de la cruda realidad de un negocio de esas características: "Cuando tienes una tienda de barrio, de ti no se acuerdan. Cuando algunos vecinos habían cobrado las pensiones, a mi tienda no venían. Lo hacían cuando no habían cobrado y venían a pedir un cuarto de jamón para pagarlo el día 25. No les podía decir que no porque eran mi clientes, mis vecinos y mis amigos. Pero cuando te das cuanta, tienes 4.000 euros en la calle y no te has dado cuenta".
La empresaria jerezana dice que, paradójicamente, el mejor momento en la trayectoria de La Pata Negra fue la época de la pandemia: "Nuestra clientela eran muchos abuelos con sus hijos, sus nietos y demás. Las mejores Navidades económicamente que hemos vivido fueron las del covid. La gente venía y donde antes se compraba un jamón o un queso para el 24, ahora se compraban tres jamones, tres quesos, tres chorizos y tres salchichones. Lo que era una venta normal se convertía en tres ventas".
Aquello pasó y a Yolanda le quedaba la sensación de que "nunca ganaba dinero". Por eso vio el cielo abierto cuando le ofrecieron la posibilidad de convertirse en asalariada: "Antes de tener la jamonería, yo trabajaba en la hostelería y un encargado que tuve se puso a trabajar en un bar. Un día estábamos hablando de lo mal que estaba el negocio y me preguntó si yo me iría a trabajar a otro sitio. Era el mes de septiembre y el día 1 de octubre se cerraron las puertas definitivamente de La Pata Negra".
La mejor decisión de su vida
"Es la mejor decisión que yo he tomado en mi vida. Ahora salgo del trabajo y ya no me preocupo de lo que tengo que pagar o qué proveedor viene mañana; de cómo llego a final de mes o cuánto me va a subir dentro de una semana", dice aliviada. Aunque sigue recibiendo muchas llamadas de clientes de La Pata Negra que siguen sin saber que ya no está funcionado: "El día que menos tengo son siete u ocho llamadas para decir que nos van a llevar un jamón. Allí hemos sido muy queridos por los vecinos. Son los que nos han levantado porque era un negocio de barrio. En Navidad todo el mundo se acordaba de La Pata Negra, pero los que se acordaban los 365 días del año eran los vecinos que teníamos al lado".
Yolanda Galán ha comenzado una nueva etapa profesional y está feliz por poder estar más tiempo con su familia y por tener una mayor estabilidad. "Tengo 33 años, una vida por delante y me puedo permitir caerme y levantarme todavía. Nunca me olvidaré de lo que significa ser autónoma y siempre voy a entender el trabajo que por desgracia llevan detrás. Hay autónomos que ganan mucho dinero, muchísimo dinero y me alegraré siempre, pero la mayoría de los autónomos en España actualmente son unos desgraciados".



