Entrar en el Libro Guinness de los Récords es una meta por lo que muchas ciudades del mundo compiten. Hay tantas pruebas extravagantes en el libro que la imaginación del ser humano inventa que algunas de las pruebas que aparecen documentados deja a aquellos que lo leen sorprendidos.
La ciudad de Cleveland, Estados Unidos, quiso aparecer en el libro de la forma más colorida: soltando más de un millón y medio de globos de helio. Sin embargo, lo que parecía ser una imagen espectacular sacada de la película de Disney ¡Up!, acabó siendo una auténtica historia de terror.
Cerca de 1,5 millones de globos se elevaron desde la Plaza pública de Cleveland, que rodea al edificio Terminal Tower y superando el récord mundial establecido el año anterior en el 30º aniversario de Disneyland. Los globos chocaron con un frente de aire frío y lluvia por lo que acabaron cayendo hacia el suelo, obstruyendo caminos y vías navegables del noreste de Ohio. En los días siguientes al evento, se reportaron globos en el lado canadiense del lago Erie.
Todo empezó a ser una locura cuando la lluvia empezó a derribar los globos. La lluvia de plásticos dorados generó un colapso tanto en las calles como en el lago Erie de la ciudad. Sin embargo, la peor de las suertes la corrieron dos pescadores que se encontraban en el lago.
Los globos cayeron y derribaron su barca. Aunque pudieron pedir ayuda a emergencias, la lluvia de plásticos impedía a los servicios de emergencia acudir a ayudarles. Cuando llegaron el agua estaba absolutamente llena de globos que parecían cabezas, por lo que fue aún más difícil dar con ellos globos parecían los cuerpos de los tripulantes.
Finalmente, los dos pescadores fallecieron ahogados en medio de un mar de bolas rellenas de helio. Tras el trágico accidente, quitaron esa prueba del Libro Guinness de Récords por ser muy peligrosa tanto para la vida humana como para el medio ambiente, ya que dejó millones de residuos de plástico repartidos por la ciudad y sus alrededores.