Comer las doce uvas al ritmo de las campanadas es una de las tradiciones más emblemáticas de España, que se ha extendido a países como México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile, Perú y Ecuador. Cada uva representa un mes del año y se acompaña de un deseo, con la intención de atraer prosperidad, buena suerte y felicidad durante los próximos doce meses.
Esta costumbre, que data de finales del siglo XIX y principios del XX, surgió en parte como una estrategia de los productores de uva para dar salida a excedentes en Alicante y terminó convirtiéndose en un símbolo de Nochevieja.
Uvas debajo de la mesa: ¿para qué?
En los últimos años ha surgido una variante peculiar: comer las uvas debajo de la mesa. Aunque no se conoce con precisión el origen de esta práctica, se ha asociado a la creencia de que aumenta las posibilidades de encontrar pareja durante el año siguiente.
Esta versión de la tradición se ha popularizado especialmente entre los jóvenes, quienes la comparten en redes sociales, mostrando cómo cada año intentan cumplir el ritual de manera diferente y cargada de superstición.
La efectividad, un misterio
A pesar de la atención que genera en redes, la efectividad del ritual es incierta. Algunos participantes aseguran haber tenido "suerte" con el amor después de realizarlo, mientras que la gran mayoría reconoce que, más allá de la diversión y la complicidad, el gesto es principalmente simbólico.
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El ritual ofrece un momento de unión y celebración entre amigos y familiares, convirtiéndose en una forma lúdica de afrontar la llegada del nuevo año, más que en un método infalible para atraer pareja.
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Diversidad de tradiciones en Nochevieja
El 31 de diciembre está cargado de rituales y supersticiones que varían según la región y la cultura. Entre los más conocidos se encuentra el uso de ropa interior roja, que simboliza amor y pasión; también el beso a medianoche, heredado de antiguas costumbres romanas, que supuestamente atrae felicidad y buena fortuna. Estos gestos acompañan a las campanadas y refuerzan la idea de cerrar el año con esperanza y optimismo.
Además, otras culturas celebran la llegada del año nuevo con rituales propios: en Italia se comen lentejas para atraer prosperidad y riqueza, en Japón los fideos Toshikoshi Soba marcan la separación entre el año viejo y el nuevo, y en Alemania el Bleigießen consiste en fundir pequeñas figuras de plomo que, al verterse en agua, adoptan formas que predicen la suerte del próximo año.
Cada tradición refleja la importancia de la Nochevieja como momento de renovación, esperanza y deseo de un futuro mejor.
