Desde que hace más de un siglo, en 1909, a los agricultores del Valle de Vinalopó, en la provincia de Alicante, se les ocurriera vender el excedente de uvas llamándolas "uvas de la suerte" para despedir el año, se conserva esta tradición. Una uva por campanada, como símbolo de entrada con buenos augurios en el nuevo año. Cada cual puede creer lo que quiera.
A pie de frutería, en las del Mercado Central de Abastos de Cádiz, lucen las uvas en los puestos, dispuestas a ser vendidas antes de Nochevieja. Eso sí, sin pepitas. Hay que tenerlas así porque "las de lata están de moda", dice un frutero. Adaptarse a los nuevos tiempos, lo llaman. Porque están en la semana del año en la que más uvas venden, por motivos obvios.
En el puesto número 95 está Ismael Sánchez, que atiende a sus clientes en el poco espacio que le queda entre las cajas de frutas que vende. Hay manzanas, plátanos, naranjas, kakis y, por supuesto, uvas. Las tiene bien visibles en un lateral, ocupando un espacio privilegiado. A 4,99 euros el kilo. "Sin pipa", aclara, por si hay dudas.
En esta ubicación, en la entrada al Mercado Central de Abastos desde la Plaza de las Flores, lleva desde hace trece años. En este tiempo ha vivido su evolución, dice que a peor. "Este año está siendo malo", apunta. Y no sabe decir por qué. La lluvia, el frío, los grandes supermercados... un mix de todo eso. Y más cuestiones que, quizás, se le escapan. Pero sabe, por lo que ve en su puesto, que no será un buen año.
"El problema no es el precio, porque quieren quiere calidad, viene y lo paga. La cuestión es que cada vez hay menos gente que puede pagarlo", reflexiona en voz alta, después de atender a un matrimonio de turistas, por el acento, del norte del país. "Los centros comerciales tienen un marketing al que nosotros no llegamos. Abren los domingos, de nueve de la mañana a diez de la noche... contra eso no hay quien luche", agrega.
Porque Ismael Sánchez, como frutero, es consciente de que "los tiempos cambian". Los hábitos de la sociedad no son los mismos ahora que cuando abrió su puesto. Ni serán iguales dentro de unos años. "Cada vez vienen menos personas mayores, y ya no es igual. Antes mi abuela preparaba la mesa. Y ahora mucha gente no cocina desde las diez de la mañana, se va por ahí", dice, otra vez a modo de reflexión de la calle.
En el Mercado Central de Abastos de Cádiz, desde hace más de una década, hay un rincón gastronómico, que algunos comerciantes ven con buenos ojos, como un signo de los tiempos, y otros critican porque se está "comiendo" a negocios tradicionales. En este segundo caso está María Luisa Flores, quien regenta el puesto 80 que llevó su marido, Antonio Loaiza, hasta su jubilación.
"Esto se pierde, porque cada puesto que se suelta, se coge para el rincón gastronómico. En diez años quedarán pocos", vaticina María Luisa, que despacha fruta de todo tipo. También uvas, claro. A 2,99 euros el kilo la tiene. De procedencia española, destaca. Este año, ha comprado unos 100 kilos. Hace una década llegaba a vender hasta 200, pero todo ha ido a menos.
"Las traigo por seguir manteniendo la tradición", dice la dueña del puesto, que espera vender el centenar de kilos que ha adquirido para esta Nochevieja. También están libres de pepitas. Hay que traerlas así, "por la novedad de las latitas", se lamenta. Y porque para muchos clientes es más cómodo ir a supermercados. "Hace 15 años vendíamos 50 kilos por día cuando se acercaba Nochevieja", recuerda Luisa. Ya son muchos menos.
"Cada año vamos a peor", lamenta la propietaria del puesto, que cuenta que con las lluvias de los últimos días, se notó la bajada de clientela. "Cuando empieza a caer agua, no sé qué pasa en Cádiz, pero la gente o no sale o se va al supermercado", dice.
María Luisa Flores heredó el puesto de su marido, Antonio Loaiza, jubilado, pero con más de 50 años de experiencia en el Mercado Central de Abastos gaditano. Empezó con 16 años, y tuvo puesto propio desde los 23 y hasta su retirada del mercado laboral. Ahora es María Luisa la que lo gestiona.
Subidas del precio de la uva en su temporada alta
Cuando se acerca Nochevieja, el precio de la uva aumenta. Hay organizaciones de consumidores como Facua que cifran en un 40% esta subida, aunque los productores aseguran que los precios son estables.
La directora de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Uva de Mesa del Vinalopó, Beatriz Rocamora, asegura que el precio "no es más caro" que el de la Navidad anterior, aunque en los puntos de venta sí puede haber un incremento, que "nada tiene que ver" con los productores.
"La uva nacional, la uva Aledo tradicional de toda la vida, esa no está un 40 % más cara", dice Rocamora, respondiendo a Facua, en declaraciones a EFE. Aunque dependerá, claro está, del establecimiento en el que se adquieran.