Raúl Sánchez Ruiz, un agricultor lebrijano de 46 años de edad, se ha convertido en todo un fenómeno de la repostería. Con mucha paciencia –ha confesado que dura unas cinco horas en cada elaboración– moldea pasos de Semana Santa con una particularidad muy especial: se pueden comer.
Canastillas, nazarenos, trabajaderas, velas y hasta los titulares representados hechos de chocolate y con un añadido muy especial, el higo. Precisamente, todo comenzó cuando Raúl decidió sembrar miles de higueras en las tierras que tiene en Lebrija (Sevilla).
Tras la recogida, decidió bañar los higos con chocolate y comerciarlos en Lágrimas de Nebrija, un obrador que abrió junto a su mujer en el centro de la localidad sevillana.
El precio de los pasos va de los 50 a los 65 euros. El resultado final es casi más para dejarlo de adorno que para comerlo. Muchos clientes aseguran que da pena hincarle el diente a tan elaborada creación.
Aunque por ahora solo tiene cinco réplicas de hermandades de la Semana Santa de Sevilla, los pedidos que le están llegando a Raúl se están multiplicando en las últimas semanas. Quienes han probado estos pasos tan particulares aseguran que están deliciosos.
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