El asesino elegante de ojos saltones

No fue un hecho aislado de la política nacional colombiana, sino un suceso de envergadura continental

Jorge Eliecer Gaitán, el asesino elegante de ojos saltones.
Jorge Eliecer Gaitán, el asesino elegante de ojos saltones.

Dos balas certeras en la cabeza y dos en el cuerpo bastaron para cegar la vida de Jorge Eliécer Gaitán a la una y cinco de la tarde del 9 de abril de 1948. Pocos testigos se percatan del segundo tirador. Horrorizados los presentes están distraídos o centrados en Juan Roa Sierra que se deja detener mientras empuña un revolver fabricado en España modelo número 3 de Smith & Wesson.

Rápidamente Juan Roa Sierra fue considerado el único responsable del magnicidio, simplemente era el tonto útil, como fue Lee H. Oswald como único sospechoso del asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963. Todos sabemos que Oswald no fue más que cabeza de turco, un chivo expiatorio que ni tan siquiera disparó su fusil en contra del presidente. Según algunos autores, al igual que Roa Sierra, la muerte de Oswald silenció al presunto y verdadero asesino.

De alguna manera, el Bogotazo rotula el comienzo de la Guerra Fría en el Continente Americano. Marcó los primeros pasos para establecer lo que ahora se conoce como el Nuevo Orden Mundial.

No fue un hecho aislado de la política nacional colombiana, sino un suceso de envergadura continental. Su objetivo principal era atizar el miedo al comunismo y afectar el pensamiento latinoamericano y estadounidense para que aceptaran el comienzo de la Guerra Fría. Como tantos sucesos similares (la destrucción de las torres gemelas el 11 de septiembre del 2001, el atentado en la estación de trenes en Madrid en 2004, la alarma de las bombas en el metro de Londres en 2005…) usados como pretexto para aterrorizar a los pueblos con el miedo al terrorismo. El Bogotazo fue una típica operación de bandera falsa en una guerra psicológica cuyos objetivos secretos se lograron a cabalidad.

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Fidel Castro uno de esos jóvenes agitadores durante el Bogotazo.

De hecho, el misterioso individuo elegante que se vio incitar a la turba a matar a Roa Sierra no era otro que James Jesus Angleton, exoficial que había comenzado a trabajar para la CIA, y amigo personal de Allen Dulles. Pocos años después, era nombrado jefe de contrainteligencia de la CIA.

El asesino y artífice material del Bogotazo fue James Jesus Angleton, del que Richard Helms, uno de los altos ejecutivos de la CIA, lo llamó “un hombre extraño; muy extraño”. Físicamente se acerca mucho a la descripción mencionada por varios testigos del individuo que incitó a los revoltosos a matar a Roa. También se ajusta a la descripción que hizo la secretaria de Gaitán del individuo no identificado que, en los días previos al asesinato, acompañó en dos ocasiones a Roa en sus visitas a la oficina. Nos deja claro, según la secretaria de Jorge Eliécer Gaitán, que Roa estaba acompañado, por otro hombre, bien vestido, de apariencia un tanto agresiva y ojos saltones. Igualmente está en la línea con la descripción narrativa testimonial sobre el misterioso hombre elegante ofrecida por García Márquez y la viuda de Gaitán.

Sencillamente, James Jesus Angleton tenía el entrenamiento militar necesario para ser el asesino profesional que, usando un arma provista de silenciador, realiza los primeros disparos que causan la muerte de Gaitán. Fue el segundo tirador que pocos vieron y la CIA tapó.

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Eduardo Arboleda Ballén

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