La Iglesia Católica conmemora este viernes 19 de septiembre a San Jenaro, obispo de Benevento y mártir, una de las figuras más veneradas del cristianismo primitivo y patrono de Nápoles. Su memoria litúrgica reúne cada año a miles de fieles en la capital de Campania, donde se guarda la reliquia de su sangre, protagonista de uno de los fenómenos más singulares de la tradición católica.
San Jenaro murió hacia el año 305 durante la persecución de Diocleciano. Fue arrestado mientras consolaba a otros cristianos encarcelados y, tras sufrir torturas, fue decapitado junto a sus compañeros. Su fama de santidad se extendió pronto por toda Italia, en especial por Nápoles, ciudad que lo adoptó como protector.
El milagro de la licuefacción de su sangre, conservada en ampollas desde la antigüedad, se repite tres veces al año —entre ellas, el 19 de septiembre— y es considerado un signo de esperanza y de intercesión para el pueblo napolitano. Más allá del prodigio, San Jenaro es recordado como pastor cercano, generoso con los pobres y fiel hasta el martirio.
Otros santos y beatos del día
- San Alonso de Orozco Mena (1500-1591), sacerdote agustino español, conocido por su predicación sencilla, su vida de humildad y sus escritos espirituales. Fue canonizado en 2002.
- Santa María de Cervellón (1230-1290), religiosa catalana de la Orden de la Merced, llamada también “María de los Socos” por su ayuda a marineros y náufragos.
- Santa Émilie de Rodat (1787-1852), fundadora francesa de la Congregación de la Sagrada Familia, dedicada a la educación de niñas pobres y a la asistencia de enfermos y desamparados.


