El próximo domingo 14 de septiembre, a las 21 horas, la iglesias de los Capuchinos será escenario de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, una de las citas cultuales destacadas del calendario litúrgico de la Hermandad de la Defensión. La convocatoria se inicia con una eucaristía presidida por Fabrice Kamgang Toumeni, sacerdote mercedario.
Al término de la celebración, la hermandad expondrá para su adoración el Santo Lignum Crucis. Esta reliquia pertenece al grupo de las llamadas reliquias mayores, aquellas que proceden directamente de la Pasión de Jesucristo, a diferencia de las menores, vinculadas a santos.
La simbología del Lignum Crucis
El Lignum Crucis ocupa un lugar único dentro de la tradición cristiana. La Defensión promueve su adoración en todos los actos que convoca incluida la salida procesional donde invita a los espectadores al acto de genuflexión ante la reliquia de la Cruz, acto que forma parte de la liturgia del Viernes Santo y se realiza también cada vez que está expuesta, como sucederá este 14 de septiembre en Jerez.
La devoción hacia el Santo Lignum Crucis se ha mantenido viva durante siglos, siendo un símbolo de adoración y sumisión a Dios que conecta directamente a los fieles con el sacrificio de Cristo.
La Hermandad de la Defensión y la Santa Cruz
La vinculación de la Hermandad de la Defensión con la Santa Cruz se consolidó el 21 de noviembre de 2012, cuando el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, decretó su incorporación como titular de la cofradía.
Poco después, el 15 de agosto de 2014, el padre Luis María de León, prior de la Cartuja de Nuestra Señora de Medianeira (Brasil), donó a la hermandad una partícula del Lignum Crucis, perfectamente autentificada por la Iglesia Católica. Desde entonces, “esta reliquia supone un tesoro espiritual no solo para la cofradía, sino también para toda la ciudad de Jerez”, señala la cofradía.
La reliquia se encuentra encastrada en la cruz de guía de la hermandad, protegida en un relicario de plata de ley, obra del reconocido orfebre sevillano Jesús Domínguez. Su presencia convierte cada acto procesional en una ocasión única de encuentro con una de las reliquias más sagradas de la cristiandad.


