Una mujer refugiada afgana, en una imagen de Médicos sin fronteras.
Una mujer refugiada afgana, en una imagen de Médicos sin fronteras.

El próximo 19 de septiembre tendrá lugar en Naciones Unidas, en Nueva York, una cumbre sobre refugiados y migrantes. En esta cumbre se pretende dar una respuesta internacional a los desplazamientos masivos de refugiados y migrantes que se están produciendo en los últimos años.

Nos encontramos, efectivamente, ante uno de los mayores movimientos de personas en la historia de la humanidad, ante una crisis humanitaria sólo superada por las consecuencias de la II Guerra Mundial. En este momento 21 millones de personas están refugiadas en el mundo. Y, como suele ser habitual, los que sufren las peores consecuencias, suelen ser los más débiles. En 2014, un 49 % de esos refugiados eran mujeres y niñas, sometidas en muchos casos a explotación sexual. Con todo eso, miles de personas, ni siquiera podrán contar su historia. Muchos de ellos han muerto por el camino, en un viaje especialmente peligroso que ha convertido el Mediterráneo en una tumba a cielo abierto. Y muchos los que han conseguido llegar al final del viaje, se encuentran ahora atrapados en campamentos de refugiados, viviendo en unas nefastas condiciones, y sin poder continuar su viaje ni emprender el viaje de regreso.

Lo más grave es, quizás, que no son los países más ricos los que sostienen a todos estos desplazados. Europa, muy al contrario, ha reaccionado con acuerdos que, vergonzosamente, buscan más proteger y blindar sus fronteras, ante la llegada masiva de refugiados, que contribuir a su reasentamiento. Es en países en vías de desarrollo donde se concentran la mayoría de estos refugiados y migrantes que, por razones humanitarias o económicas, han tenido que abandonar sus países y enfrentarse a la búsqueda de un nuevo hogar donde poder crear un nuevo futuro.

La Unión Europea no ha cumplido con su obligación y nuestra obligación como ciudadanos es exigir a nuestros gobernantes que, con vistas al próximo día 19, hagan en Naciones Unidas lo que no han sabido hacer en Europa. Es la hora de la movilización ciudadana para exigir que nuestro país, y el resto de países de la Unión Europea, cumplan con sus obligaciones internacionales y aumenten el número de plazas de reasentamiento, especialmente para mujeres, niñas y otras personas en situación de especial vulnerabilidad; que aumenten su contribución a la financiación humanitaria para hacer frente a esta vergonzosa crisis de refugiados.

Todavía no es demasiado tarde para exigir la firma de un pacto mundial sobre reparto previsible y equitativo de la responsabilidad, basado en el derecho internacional de los derechos humanos y de los refugiados.

En Amnistía Internacional sabemos que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. No podemos aceptar el enquistamiento de una situación vergonzante por la que la historia nos juzgará muy duramente si no hacemos nada por cambiarla. Por eso, hemos iniciado diversas acciones y pedimos a todos los andaluces y andaluzas que no se queden con los brazos cruzados, que se movilicen firmando nuestro manifiesto en yoacojo.org y enviando a título personal, antes del día 19 de septiembre, una carta (de la que pueden encontrar un modelo pinchando aquí) para el ministro de Asuntos Exteriores para que, en la cumbre sobre refugiados y migrantes que se celebrará en la ONU ese día, defienda nuestra posición y salve a nuestro país de ser uno de los que no hicieron nada por evitar la mayor vergüenza de la Europa moderna, la vergüenza de no haber hecho nada por evitar la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial.

Artículo de Juan Francisco Villar Caño, coordinador de medios de comunicación de AI Andalucía.

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