Feijóo, cuente con nosotros

Sería una broma, pero es que llueve ya mucho sobre mojado y Feijóo, queriendo o sin querer, se suma a esa inolvidable lista de políticos cuyos nombres quedan para el aciago recuerdo de quienes insistieron en que nuestros niños no sabían contar o leer o hablar

18 de diciembre de 2025 a las 09:50h
Alberto Núñez Feijóo, en una imagen reciente en la campaña de Extremadura.
Alberto Núñez Feijóo, en una imagen reciente en la campaña de Extremadura.

Los andaluces sabemos contar, claro que sí. Imagino que igual que los gallegos o los madrileños. Lo que pasa es que, en la manera de ser que hemos mamado, nos parece un feo detalle lo de ir contando lo que ni siquiera nos han preguntado, contar hasta el céntimo y hacer el ridículo, contar hasta trece en el compás por soleá, contar chistes cuando no pega, contar cuentos que no son ciertos, contar al revés, contar la película a medias, contar lo nuestro y olvidar lo del otro. Qué va. Somos más de decirle al otro: cuenta conmigo.

De modo que uno, como andaluz un poquito harto de que nos tengan que retratar desde el norte como unos típicos analfabetos tanto tiempo después, podría decirle a este aspirante a gobernar el país que cuente con nosotros. No en el sentido de que vayamos a votarle en las próximas elecciones, porque el voto es personal, secreto y respetable, y supongo que habrá andaluces que lo vayan a votar a él y andaluces que no –él tendrá que sacar sus propias cuentas, si se da cuenta-, sino en el sentido de que cuente con nuestra disposición a enseñarle nuestras costas sin necesidad de contar sus kilómetros. No somos así, porque especialmente en la costa somos disfrutones y porque no vamos por ella contando kilómetros para compararnos con ninguna otra comunidad.

De siempre tuvimos aquí excelentes matemáticos, desde Abbas ibn Firnas en la Ronda del siglo IX, tan dado a contabilizar que construyó un reloj de agua para contar las horas con la poesía del gota a gota, hasta la coriana Clara Grima, que en la era actual de la calculadora nos ha ido librando de la obsesión por contar y ella misma no lo hace cuando cruza tantas mañanas la anchura del Guadalquivir en la barcaza, pasando por aquel matemático de Cádiz que publicó un sorprendente tratado de geometría en el siglo XVII llamado Antonio Hugo de Omerique y al que tanto elogió un científico tan grave como el mismísimo Newton.

La lista de matemáticos brillantes es larguísima, pero tampoco es cuestión de ponernos aquí a contarla. Los andaluces es que no somos así. Nos gusta mucho más medir las cantidades importantes en las arrobas que luego se pusieron tan de moda, hasta el cariño. ¿Cuántas arrobas me quiere mi niño?, nos preguntaban antes del abrazo inmenso.

Sé que fue una broma, un momento de distensión, una de esas tonterías que se dicen cuando se trata de subrayar la valía de las cosas de uno. Pero es que llueve ya mucho sobre mojado y Feijóo, queriendo o sin querer, se suma a esa inolvidable lista de políticos cuyos nombres quedan para el aciago recuerdo de quienes despreciaron nuestra tierra porque nuestros niños, dijeron, no sabían contar o leer o hablar. Supongo que les suenan todavía: una tal Tejerina, una tal Esperanza Aguirre, una tal Montserrat Nebrera, un tal Rafael Hernando, un tal Durán i Lleida, una tal Ana Mato… Para qué seguir.

En fin, tampoco sigo yo, señor Feijóo. Pero cuente con nosotros para lo que necesite. No para votarlo, que en democracia cada cual elige a quién votar en libertad y en conciencia y ya cada andaluz decidirá por sí mismo, sino para lo que necesite de los andaluces, que han mamado históricamente esa predisposición a decirle al otro, aunque no lo conozca: cuenta con nosotros, que para eso estamos.

Lo más leído