Queridos camaradas,
Decidme si es verdad.
No hay muro que no caiga, que no caiga,
Cuando escasea el pan.
Queridos camaradas,
Porque surgió la deslealtad, popular
Que fue de nuestro credo
¿Quién nos guiará?
Jaime Urrutia se presentó un día al público de un concierto como: "Somos Gabinete Caligari y somos fascistas". Era la sala Rock-Ola de Madrid en 1981, la noche de la puesta de largo del grupo. Y eran tiempos donde se podía ser políticamente incorrecto. "Ayatola no me toque la pirola" (decían los de Siniestro Total).
Claro que no eran fascistas, eran provocadores, disidentes, como lo fue toda la movida de aquellos años. Qué pena que nos hayamos vuelto tan pusilánimes, que cuando se hace un chiste tengas miedo a que te llamen de todo. Igual pasa en política, llevamos años donde la militancia de los partidos, especialmente de izquierdas (los otros, perdón, no me interesan), se ha convertido en un calvario. Todos son argumentarios y alabanzas a lo que el 'amado líder' diga.
Nadie es mínimamente impertinente. Nadie hace autocrítica, como mucho el que ha perdido un millón de votos (recientes elecciones portuguesas), dimite, pero luego le buscarán un huequito en algún chiringuito. Son muchos los líderes locales de los partidos que su desempeño laboral coincide con su desempeño político, algunos ni siquiera han logrado terminar una formación que les permita tener un futuro independiente.
"Europa gira (todavía más) a la derecha", decía uno de los periódicos nacionales más progresistas. Las elecciones en Portugal, Rumania y Polonia han consolidado aún más el avance de las fuerzas conservadoras y ultras en Europa. La socialdemocracia apenas se sostiene en tres o cuatro países, España empieza a ser una excepción. Pero no somos capaces de reaccionar, de ver cómo donde la gente votaba a Podemos ahora vota a Vox, como cuando en el sur de Francia los distritos del PCF se llenaban de votos de los acólitos de la familia Le Pen.
Nadie es capaz de sentarse a reflexionar más allá de "qué hay de lo mío". Los jóvenes no encuentran respuesta en los partidos de izquierda, decía Rufián el otro día que parece estar de moda "ser malote". Es que nos importa un… que un país masacre a otro, incluso les votamos en esos apañados festivales.
Nos creemos multitud de consignas falsas que nos envenenan en las redes y todo va calando en las nuevas generaciones que no quieren hablar de solidaridad, bastante jodidos están como para que se apasionen por cosas como el bien común o la paz en el mundo, bastante jodidos están con buscarse una casa o que su jefe les pague las horas extras que hacen todos los días (eso si tienen la suerte de estar trabajando).
Necesitamos pararnos desde la izquierda, dejar los personalismos y buscar un discurso unitario acorde a los nuevos retos de un mundo tecnológicamente más avanzado y donde las fronteras se van a caer, se están cayendo, ni siquiera los aranceles del señor Trump los van a parar. Necesitamos un proyecto donde la mayoría se sienta identificado, donde lo mejor sea lo de todos. Queridos camaradas, ¿quién nos guiará?




