Esa gente

Esa gente. Esa gente que está todo el día criticando a los políticos porque ¡todos son iguales!, se dicen progresistas y votan al PP

Esa gente. En la imagen, Rajoy saluda a Moreno tras tomar posesión como presidente de la Junta de Andalucía. FOTO: PP
Esa gente. En la imagen, Rajoy saluda a Moreno tras tomar posesión como presidente de la Junta de Andalucía. FOTO: PP

Esa gente. Esa gente que se distinguen por su acentuada manía de tener que quedar por encima de ti, que hasta cuando te duele la cabeza o te duelen ¡qué sé yo! Los pies, a ellos les duelen más la cabeza  que a ti y sus pies están en el olimpo de los dolores más infinitos comparados con la broma de mi dolor. Son campeones hasta para las desgracias, la cosa es elevarse. Esa gente existe. Siempre que tu tengas un gusto, digámosle sencillito, por ejemplo que te gustan los Beatles, cosa que es bastante probable, pues bien eso, a esa gente, le parece poco, vulgar o demasiado previsible, es entonces cuando te dicen que quien de verdad era buena, buena, es la Janis Joplin.

No cometas la imprudencia de discutirlo, entre otras cosas porque a poco que rasques, te darás cuenta que con esa gente, no solo discutir es algo ocioso, sino que no tienen ni idea de la Janis Joplin cantante, que es todo pose, lo único que saben es que se colocaba con heroína, que tenía una gafitas a lo Lennon y que murió a los 27. No es necesario discutir, basta con que le preguntes el título de alguna canción de la susodicha, o que te tarareen lo que sea. Habrá excusa, ni idea, pero... ¡Janis Joplin es la mejor!

Esa gente. Esa gente que está todo el día criticando a los políticos porque ¡todos son iguales!, se dicen progresistas y votan al PP, no lo admiten porque una de sus estrategias de supervivencia es no señalarse, mejor flotar con la chaqueta que corresponda. Esa gente que habla de la corrupción escandalizada y en su trabajo van dando clases de honradez, esfuerzo y de ser cumplidoras, y sin embargo aprovechan cualquier vericueto, cualquier amistad, cualquier agujero para defraudar. Típica persona del tipo “consejos vendo que para mí no tengo”. Esa gente existe, verdaderos corruptos, aprovechados de su posición.

Esa gente que te sonríe por sistema mientras te está asomando por la espalda una daga venenosa con la que dejará seco, hundido, vencido y cabreado, que esto último es casi lo peor. Esa gente, hipócrita, ofendiditos de todo, pero como ofende quien puede no quien quiere, pues no se cortan ni un pelo. Sus injurias son un desastre de la vida, un fracaso. Esa gente que hereda patrimonio, que nunca ha doblado el espinazo pero tiene la vida asegurada “para eso es mi padre”. Esa gente que se pasa el ascensor social –mentirolas– por el arco de su triunfo, porque ellos ya habían triunfado antes de nacer, sin ascensor, que llegaron al mundo habiendo ya ganado. Esa gente existe,y defienden su estatus con uñas y dientes, sin dar ninguna oportunidad a que a su alrededor pueda llegar alguien que no tenga el pasado de su “famiglia”. Clasistas.

Esa gente que te da golpecitos en la espalda y se muestra alegre, como aliviado en saludarte, y suspiran profundo “me alegro mucho de que ya, lo tuyo, haya terminado. Yo siempre supe que no te iba a pasar nada”. “Lo tuyo” me dicen, como si la apariencia de adanismo puntuara en el juicio final. Y si tienes ganas de aguarle la tarde y contestarle que no, que como decían en los dibujos animados “no se vayan todavía, aún hay más”; es entonces cuando se ponen nerviosos, se marchan apresuradamente y tú piensas, también con media sonrisa, que a ese no lo vas a tener que soportar en sus hipocresías por un tiempo, nada mejor que alejarse de “lo tuyo” para que no sea “lo mío”. 

Yo soy un ingenuo, me lo creo todo, más que nada es una cuestión de confianza en la gente, y por eso, como compruebo que esa gente existe, intento, sin lograrlo, que me importunen lo menos posible. Por eso ya no voy a mítines, ni escucho debates electorales, selecciono mi entrega a cualquier idea, me pertrecho en la interrogación, menos efusividad e intento poner cara de póker cuando me dan esos abrazos y me ofrecen esas sonrisas Profiden tan falsas. Esas amistades tan vampíricas que cuando ya estás seco, cuando no les sirves ni de Cruz Roja, te abandona, misión cumplida. Esa gente no sabe que yo lo sé, por eso ya no pueden hacerme daño. Ni a mí, ni a ti, y si lo consiguen ya no importa, quédense tranquilo con “lo vuestro”.

Esa gente existe porque en el mundo hay de todo. Os lo digo porque estoy convencido que vosotros no sois así. Vosotros sois de otro modo, no como esa gente.

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