Tómese otra cervecita, señor Rajoy

Foto Francisco Romero copia

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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He de reconocerlo. Algo está cambiando en el Partido Popular. La nueva estrategia de comunicación puesta en marcha tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo ha resultado algo más que un mero cambio de caras. Ha supuesto un cambio de política (a veces más sutil, a veces más marcado) en algunos de los asuntos que marcaron su línea de oposición al gobierno de Rodríguez Zapatero en su primera legislatura (2004-2008). Pasemos a recordarlos.

Hace ahora diez años que el Partido Popular recurrió ante el Tribunal Constitucional la reforma del código civil que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo aprobada por las Cortes el 30 de junio de 2005. Como es sabido, dicho tribunal desestimó el recurso de inconstitucionalidad el 6 de noviembre de 2012. La posición del Partido Popular, en un principio abiertamente hostil, se ha ido modulando hasta que, este pasado fin de semana, la plana mayor del partido (incluyendo al Presidente del Gobierno) ha asistido a la boda del ex-alcalde de Vitoria Javier Maroto, con su pareja, Josema Rodríguez. El mismo Javier Maroto ha declarado que el PP ha aceptado el matrimonio homosexual, dando por superado este episodio.

Otro de los grandes frentes de batalla abiertos por los populares en aquellos años fue contra el Estatut Catalán. Fruto de un pacto entre Rodríguez Zapatero y Artur Mas, el Estatut fue ratificado en referéndum el 18 de junio de 2006. Un mes más tarde el Partido Popular interpuso un recurso de inconstitucionalidad, además de organizar una campaña de recogida de firmas contra el propio Estatut. El resultado es conocido. El 28 de junio de 2010 el Tribunal Constitucional hizo pública su sentencia por la cual declaraba inconstitucional 14 artículos y sometía a interpretación otros 27. Pero la mayor carga de profundidad que contenía la sentencia fue la estimación de que carecían de eficacia jurídica las referencias que se hacían en el preámbulo del Estatut a Cataluña como nación y a su realidad nacional.

Las declaraciones del candidato del Partido Popular de Cataluña, Xavier García Albiol, el fin de semana pasado para el diario El País, han supuesto un tímido reconocimiento del error cometido por su partido respecto al asunto catalán. Desde luego ha reconocido que la campaña de recogida de firmas fue un error y se entendió como una agresión contra Cataluña. Ha declarado que el recurso contra el Estatut no motivó ninguna reacción en el pueblo catalán. Pero no creo que él mismo se crea esta afirmación después de decir que la campaña de recogida de firmas fue desafortunada. En todo caso, no sería justo atribuir al Partido Popular la culpa de lo que está pasando. Al menos no toda. Como ya comenté, el origen del órdago está en la búsqueda desesperada de nuevos recursos financieros por parte de Artur Mas, que ha derivado en esta suerte de huida hacia adelante. Ésta llega a su final. El domingo veremos el desenlace. Aunque puede que asistamos a otra temporada más del serial. Con Mas como President, por supuesto.

El tema de la inmigración también fue otro frente abierto en aquellos años. El Partido Popular se opuso a la regulación de inmigrantes promovida por el ministro Jesús Caldera. La política de mano firme contra la inmigración tuvo su punto culminante en el incidente de la playa de Tarajal, en Ceuta, en la que resultaron muertos 14 inmigrantes el 6 de febrero de 2014. Este verano se ha pasado de rechazar una cuota de 5.800 refugiados propuesta por la Comisión Europea, a aceptar una de 17.000 de un total de 120.000 para toda Europa. Recuerden el “efecto Aylan”.

Finalmente, y aunque no se remonte a los temas de los que hizo bandera el PP aquellos años (sí el inicio de las obras en 2007), hay que destacar que el ministerio de Fomento ha rectificado invitando al alcalde de Cádiz, José María González Kichi, a la inauguración del segundo puente sobre la bahía de Cádiz, al que tiene previsto asistir el propio Mariano Rajoy.

Definitivamente es un cambio de estrategia de cierto calado el iniciado por el Partido Popular de Mariano Rajoy. Hay quien puede opinar que se debe a la proximidad de dos procesos electorales, el catalán y el nacional. Yo tengo otra teoría. Desde hace unas semanas se ve a los nuevos dirigentes del PP disfrutando de unas cervezas en los bares. Como cualquier hijo de vecino. Incluso el propio Rajoy. A lo mejor se les está pegando el sentido común de la gente de la calle. No sería mala idea que se tomaran alguna este jueves en Cádiz. Por el bien de todos, invitemos a Rajoy a una cerveza. A lo mejor acaba con la austeridad presupuestaria.

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