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El catalán

Javier López Menacho (@lopezmenacho)

Debatía el otro día sobre Blablacar y modelo de compartir coche en viajes de medio y largo recorrido.

Blablacar es una plataforma en la red que nació para que las personas pudieran compartir los gastos de un viaje en coche. Una empresa privada que hace unos días ha decidido cobrar un porcentaje a sus usuarios. Tú compartes coche con otros usuarios, y a cambio pagas la parte proporcional de la gasolina más un pequeño porcentaje que se queda la empresa y el IVA correspondiente. Con esta medida, Blablacar comienza a ganar dinero (tiene muchísimos usuarios acostumbrados a viajar a través de la plataforma) y se establece como una startup un poco más lenta de lo habitual (con un modelo de crecimiento diferente, que trabaja el engagement, acumula afiliados y luego salta al modelo de pago). Nada en contra de la empresa ni de quienes intenta ganarse la vida con una idea de negocio.

Lo que venía a defender era que, en esta época de la supracomunicación, de la a veces hipócrita conciencia climática, un servicio tipo Blablacar debería ser público y de acceso libre. Es más, debería fomentarlo el gobierno. Es triste ver las autopistas llenas de coches vacíos. La gente ha recurrido a Blablacar y a partir de ahora a otras compañías gratuitas, por el simple hecho de que viajar en este país es caro. Los oligopolios de Renfe (que prefiere ver los trenes vacíos a llenos de personas) y de otras compañías que gozan de la complicidad de los gobernantes y que han olvidado su fondo de servicio público, obligan a recurrir a métodos alternativos. Nada nuevo, en España, el poder económico siempre lo han controlado unos pocos.

He usado Blablacar varias veces. Tiene un punto social, conoces gente interesante y te amplia la visión del mundo. Además, la responsabilidad grupal obliga a la prudencia en el manejo del volante y se contamina menos. Sólo le veo ventajas.

Si la comunicación nos ha traído hasta aquí, no veo el problema en que los particulares intenten ahorrar en la práctica de los viajes. Igual que no veo problema en que nos dejemos un sofá para dormir en vez de pagar una habitación de hotel, en que se formen grupos para practicar inglés en vez de pagar a un profesor particular, en que se comparta WIFI y así con tantas otras cosas. Entiendo que la sociedad puede progresar desde lo comunitario y, entiendo que no todo en la vida es susceptible de convertirse en producto o servicio. El modelo social no debería pasar porque todas las actividades sean económicas. De ser así, es modelo ni es social.

Y es que, al fin y al cabo, la felicidad es comunitaria. Puedes estar podrido de dinero que no serás feliz si no compartes de alguna forma ese dinero. Los que se casan, comparten su vida, el futbolista, comparte con los compañeros o con el público, el músico, sólo y en su casa, comparte la emoción con su piano.  No existe el colmo de la vida si no es compartido.

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Javier López Menacho es escritor y Social Media Marketing

También puedes seguirlo en

http://elespaciorelatado.blogspot.com.es/

http://www.elclubdelosimposibles.es/

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