Serpientes de verano

Foto Francisco Romero copia

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

La playa de Las Pileras, en Sanlúcar, en una imagen de archivo.
La playa de Las Pileras, en Sanlúcar, en una imagen de archivo.

El calor es lo que tiene. La subida de la temperatura en época estival no es solo un fenómeno ambiental, también tiene sus efectos perniciosos en las personas y las cosas.

El calor es lo que tiene. La subida de la temperatura en época estival no es solo un fenómeno ambiental, también tiene sus efectos perniciosos en las personas y las cosas. Ávidos de noticias con que llenar la escasa agenda pública, los periodistas devoramos estos días cualquier información que llegue a las redacciones porque los espacios en blanco no tienen justificación y los sonidos vacíos menos.

Sibilinas y subrepticias, las denominadas serpientes de verano tienen la habilidad de colarse en las escaletas y en los planillos porque aminoran el hastío informativo y son un buen manjar periodístico. Vaya por delante que no se trata de matar al mensajero sino de quienes, con criterios poco éticos, intentan convertir en noticiable lo que a todas luces no lo es ni por asomo cualquier otro día del año. Fuentes interesadas, que buscan titulares a toda costa a pesar de poner en la picota hechos no contrastados, acusaciones endebles y sin fundamentos objetivos que hacen flaco favor a una ciudad demasiado castigada por los escándalos.

No todo vale para dañar al contrario, y no toda información tiene rango ni entidad suficiente como para convertirse en noticia, salvo que lo digan determinados gurús blogueros omnipresentes en las redes que hostigan los más elementales principios acerca de la responsabilidad social del periodismo, claro que eso sólo puede catalogarse dentro del lamentable intrusismo que hay quienes quieren practicar en esta profesión. No todo el mundo tiene por qué saber discernir que todo el que escribe en un medio o habla a través de las ondas es necesariamente periodista, sino colaborador literario o a lo sumo locutor.

Los que llevan más años en el oficio saben que en esta ciudad hemos vivido demasiados esperpentos como para volver a las andadas. Ahora sólo cabe la ocupación en asuntos de interés general que nos saquen del ostracismo perenne en que vive Jerez y que también afecta a nuestro gremio; y no en la preocupación por algo que no se sabe si va a sobrevivir más de dos noticiarios seguidos.

Hace años que en esta ciudad el mundo futbolístico dejó de saltar, a Dios gracias, a los espacios de información política en los meses de verano cuando las pretemporadas lejos de anunciar fichajes y abonos sirvieron para manipular los sentimientos de una afición usada como carne de cañón.

Casi una década después, todavía hay quien menudea con los colores de ciertos clubes aunque parece que ahora la jugada no ha salido tan bien parada y al mismo tiempo se coloca el foco mediático sobre cuestiones que dejan boquiabierto al más pintado no por lo novedoso sino por lo efervescente de su intrascendencia.

Siempre he creído que trivializar con ciertas cuestiones no sólo no es moral, y aún menos cuando nuestro país y nuestra ciudad se juegan cuestiones de futuro que necesitan de normalidad política e institucional sí o sí. ¿Por qué no aprender de lecciones ya vividas? ¿Por qué repetir historias y procedimientos que llevan al mismo e inevitable final? ¿Por qué empeñarse en restar en lugar de sumar? Demasiadas preguntas a las que dar respuesta en un momento en que el sol derrite las neuronas… 

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