El rey emérito, en el Bribón, uno de los barcos de la Casa Real..
El rey emérito, en el Bribón, uno de los barcos de la Casa Real.. TVE

Siempre me ha sonado a cachondeo que al señor Juan Carlos I le llamen rey emérito, puesto que esta palabra se enraíza en la palabra “mérito”, que son las acciones o conductas que hacen a una persona digna de premio o alabanza; por lo que para ser “emérito”, además de estar jubilado, se requiere haber tenido una trayectoria laboral meritoria -dejemos de lado la cuestión de si ser rey es un trabajo, porque si no, la liamos-. Echemos un vistazo por encima:

¿Llegar a rey? Ni por comicios, ni por oposiciones. Una vez que fue parido príncipe, no hizo el más mínimo esfuerzo, el dictador que gobernaba hace décadas nuestro país lo eligió a dedo como rey para que lo sucediera.

¿Su trayectoria profesional como rey? Enriquecimientos ilícitos, opacos, fraudulentos —aunque parte de ellos se consideren legales—; darle esquinazo a sus guardaespaldas para irse de juerga —lo contaba una compañera de trabajo cuyo primo trabajaba de escolta real—; infidelidades descaradas —mantenidas con nuestros impuestos—; matanza de animales majestuosos —quizá envidia...—; sexo pagado de alto standing —putero, en habla corriente—; negocios turbios —con o sin tapaderas familiares—, etc., etc. y más etc. En esta trayectoria aún está por incluir en su currículum —está costando encontrar la documentación pertinente— lo relativo al mes de febrero de 1981.

¿De dónde salía su sueldo? Pues del mismo sitio de donde sale el salario del rey actual: de todos nosotros, mediante nuestros impuestos tributados puntualmente —que ya sabemos como se las gasta Hacienda si no eres rey, emérito, evasor de capitales o del IBEX 35—. 

Muchas palabras le llevo dedicadas a un haragán. Ahora se me ocurre una pregunta: ¿la señora Regina, que limpia las escaleras de mi bloque, recibirá el título de emérita cuando se jubile? Echemos un vistazo por encima:

Trabaja mediante una contrata de limpieza —de esas que organizan tan bien a sus empleados que a cada rato trabajan en una punta de la ciudad sin que les sean remunerados ni contabilizados como tiempo laboral los desplazamientos—. Se levanta a las cinco de la mañana, a veces la he encontrado en los escalones de la planta baja con un táper en el regazo almorzando —no le da tiempo de ir a su casa— y deja las escaleras, el pasamanos, las ventanas, etc. como los chorros del oro; además tiene un talante tan amable y jovial -que no campechano- que no se enfada cuando bajamos o subimos y le pisamos lo recién limpiado. Regina tiene 58 años, aunque aparenta 48 y le quedan casi diez para jubilarse, aunque lleve un siglo trabajando. Me dice que acaba con la espalda dolorida: de esto, y sacude la fregona mostrándomela, porque tengo artrosis y la columna así y dibuja en el aire con el dedo unas cuantas curvas—, escoliosis, creo que se llama, añade.

Tiene mérito esta señora, sí, pero nadie la llamará cuando se jubile limpiadora emérita. En este país —¿y en todo el mundo?— el término “emérito” se aplica a reyes, papas, profesores —universitarios, los demás no lo merecen— jubilados, hayan llevado una trayectoria meritoria o no. Somos así de clasistas.

Por lo que se ve trabajar en la limpieza no es una ocupación prestigiosa. No es un trabajo de prestigio dejar casas, escaleras, calles, oficinas, colegios, bancos, ministerios, palacios, etc. limpios como los chorros del oro para que otros puedan vivir o trabajar en un entorno higiénico -la higiene fue un punto de inflexión en la historia hacia la salud, los cuidados sanitarios y el descenso de las muertes-. El mundo del revés. 

Guardemos a todos los reyes y reinas en un armario, y el mundo seguirá girando; hagamos lo mismo con todas las mujeres y hombres que trabajan en la limpieza y en menos de un mes —¡qué digo, dos semanas como mucho!— estaremos clamando por su vuelta. Acaso, al cabo de un año —quién sabe si dos— nos preguntaríamos: oye, ¿y el rey, no hace mucho que no sale en la tele?

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído