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La ONU acaba de aprobar un tratado internacional, con el visto bueno de 122 países, por el que deben quedar abolidas las armas nucleares. 

Cuando los gobernantes se oponen a los intereses del bien común, de la solidaridad y la paz, cuando los psicópatas gobernantes optan por mantener las armas atómicas que podrían destruir este planeta, entonces es que se ha producido un peligroso giro antidemocrático mundial en el que una fuerza, la ley de la violencia bruta, nos gobierna sin que realmente nuestros votos en favor de la vida y la dignidad humana cuenten absolutamente para nada. La resistencia de los dementes líderes de la OTAN —Rusia, China, Israel, etcétera— a la eliminación definitiva del peligro atómico es un golpe de estado global al destino de la humanidad y contra el destino de la humanidad. Un nuevo Hitler atómico, que no respeta las decisiones de la ONU ni su espíritu, ha nacido en forma de élite biocida. Nuestra desobediencia a las directrices holocáusticas de estos dirigentes políticos debe ser radical.

A pesar de ello, y aunque habría que ratificarlo el septiembre próximo, la ONU acaba de aprobar un tratado internacional (con el visto bueno de 122 países) por el que deben quedar abolidas las armas nucleares. Pero, y a ello nos referíamos en el primer párrafo, el tratado nace sin la adhesión de las nueve potencias atómicas del planeta (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte) ni de los miembros de la OTAN, que lo han boicoteado. La única excepción es Holanda, que ha votado en contra pese a tener armas atómicas estadounidenses en su territorio. Las potencias nucleares se resisten al desarme, si bien acaban de perder una partida importante ante la ONU y ante la legitimación ciudadana mundial. Los poseedores de las armas atómicas no han logrado que otros gobiernos dejen de exigir su completa e inmediata abolición.

La incoherencia del Partido Popular en esta cuestión ha sido epopéyica, ya que España está suscrita al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares; participa en el Sistema de Cumbres de Seguridad Nuclear; está en la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear (IGTN) o en el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBT) y cuenta, sobre todo, con una sensibilidad ciudadana muy fuerte en materia de no permitir (una de las condiciones de la entrada de España en la OTAN) material nuclear en territorio español. Entonces, ¿por qué el Partido Popular ahora dice no a la total prohibición de armas nucleares? Aunque ya sabíamos lo que iban a hacer los representantes de Mariano Rajoy en esta cuestión, ese "no" del Partido Popular es volver la espalda, con un grado de irresponsabilidad inmenso, a la voluntad ciudadana.

La prensa internacional destaca: “El tratado logra eliminar el prestigio político que solían tener las potencias, estigmatiza su posesión de armas nucleares, provee una fuente de presión legal, política, ética, económica y de la sociedad civil sobre los estados armados nucleares y alienta a las instituciones financieras a despojarse de las compañías productoras de armas nucleares”, sugiere Tilman Ruff, fundador de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés). Y añade: “A lo anterior se suma que, finalmente, las armas nucleares, “las más destructivas, inhumanas e indiscriminadas de todas las armas”, quedarán sobre la misma base legal que las biológicas, químicas y antipersonales, añade el experto. Y es que si el tratado se aprueba, como se espera, se prohibirá (solo entre los firmantes) desarrollar, probar, producir, fabricar, poseer, transferir, almacenar y amenazar con armas nucleares. También se comprometerá a los Estados a abordar los derechos y necesidades de las víctimas de pruebas nucleares y de la rehabilitación de entornos contaminados”.

No hay que olvidar que en el mes de junio el Congreso instó al Gobierno a impulsar una resolución contra armas nucleares que España rechazó en la ONU y que el PP optó por abstenerse y decir que la oposición "peca de buenismo": “La Comisión de Exteriores del Congreso ha aprobado este martes, con la abstención del PP, una proposición no de ley en la que se insta al Gobierno a participar activamente en una iniciativa de la ONU encaminada a prohibir las armas nucleares y que se basa en una resolución aprobada en 2016 con la oposición de España y de todos los miembros de la OTAN”. Esta proposición no de ley fue aprobada por 21 votos a favor y 14 abstenciones (los diputados del PP).

Es más que asombroso que la ONU no haya iniciado hace mucho tiempo un proceso internacional de desarme atómico, pues ¿no es su cometido prioritario, fundacional, asegurar la paz en el mundo que las armas nucleares amenazan de forma permanente?. La ONU comienza ahora dicho proceso, justo cuando una sociedad científica norteamericana acaba de exponer (enero 2017) que la posibilidad de un apocalipsis nuclear está más cerca que nunca.

España, que trabajó en el proyecto Islero, en el siglo pasado, para disponer de 36 bombas atómicas de plutonio, continúa adelante con sus compromisos nucleares en el marco de su pertenencia a la OTAN, es decir, dar cobertura a la estrategia nuclear de EEUU, Francia e Inglaterra a cambio de obtener una supuesta protección de esas potencias en caso de conflagración atómica generalizada.

Unos cuantos importantes científicos españoles acaban de firmar un manifiesto pidiendo la abolición total de las armas nucleares. En el manifiesto estos científicos y científicas españoles denuncian con claridad que: "Estos países están desarrollando programas de modernización y de mejora de estas armas de destrucción masiva en un contexto de tensiones internacionales, actividades terroristas y amenazas a la ciberseguridad que aumentan todavía más el riesgo que comporta el armamento nuclear"

El incalificable gobierno de Mariano Rajoy, sumido en la corrupción política más grave que hayamos conocido en España, ha dado la espalda a que ese proceso iniciado en la ONU pueda prosperar. Así lo han reflejado los medios de comunicación: "Con la excepción de Holanda, los países de la OTAN, incluida España, decidieron no participar de las negociaciones y boicotear abiertamente la discusión".

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