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Manuel Herrero, presidente de Attac Jerez

A falta de un análisis pormenorizado y científico de los resultados electorales, a mí se me ocurren unas pocas de reflexiones del destino de los votos a las elecciones europeas y de sus motivos principales.

En primer lugar, parece que ha prevalecido un voto “en contra de”, es decir, muchos votantes que por su hartazgo ante la situación política no hubiesen votado o hubieran echado su papeleta en blanco (fundamentalmente por creer que su voto no vale para nada), han decidido ir a votar, y alguien, o algo, cuyo mensaje principal ha sido contra “la casta”, es decir contra los partidos mayoritarios, o mejor, contra la burocracia en la que se han convertido los procesos electorales ha conseguido aunar a esos votantes.

Ese sentimiento de abandono, de desapego ha sido quizá el factor común de los votantes de Podemos, antes que una determinada etiqueta politica o la identificación con un líder.

Podemos por ello se ha beneficiado de no ir junto a IU en las elecciones, su electorado parece de ese tipo de personas que piensan que todos son iguales, sentimiento que han favorecido las actuaciones de IU con su apariencia de partido monolítico, impenetrable, con un sistema de participación poco abierto y unos líderes bastante profesionalizados, además de un discurso cada vez más institucionalizado, que les ha hecho parecer ante algunos más parte del problema que de la solución.

Los votantes de Podemos creo que son más el reflejo de los asistentes a las plazas del 15-M, gente que no se sienten de una opción política determinada, gente que están sufriendo las consecuencias de unas formas de hacer política y que no aprueban las formas tradicionales que hasta ahora se han usado y se siguen usando por las formaciones políticas formales para luchar contra eso que se ha dado en llamar mercados y que no es más que el conjunto de corporaciones internacionales financieras fuera del control democrático. Gente que no está de acuerdo con el conglomerado burocrático habitual, partidos, sindicatos, asociaciones… El 15M en Jerez fue un éxito sin duda, miles de ciudadanos acudían a diario a expresar su molestia, su rabia, pero aquello no terminó en una organización estable ni un movimiento organizado identificable, sino que dejó en la ciudadanía la sensación de que una oposición era posible, de que cambiar el sistema era posible, y dejó además una red de contactos más o menos formales en los que se ha apoyado Podemos para lograr su triunfo.

Pero el triunfo de Podemos no excluye totalmente a la izquierda tradicional, recoge la voluntad de otra ciudadanía que no hubiera participado de otra forma, tratarlos como a un adversario sería un gran error, del éxito de Podemos los partidos tradicionales de izquierda deben sacar alguna enseñanza, lo primero y principal es que nadie tiene la exclusividad de una idea o ideología, de un sentimiento de indignación o de una voluntad política, por más historia o preparación que tengan sus líderes y por más programas que se hagan.

Segundo que en unas elecciones no siempre “la unión hace la fuerza”, quizás hay que dejar espacios abiertos a la participación de personas que nunca votarían a determinadas imágenes, como los comunistas, por ejemplo, o los partidos tradicionales, el voto de esa masa de ciudadanos, importante como se ha visto, puede encauzarse por una opción como Podemos, o terminar en votos en blanco o abstención, y creo que siempre será mejor la concreción en un porcentaje de votos y en una representación institucional.

Otra enseñanza a tener en cuenta es sobre la tan cacareada desafección de la ciudadanía a la política, estos novatos de Podemos nos han enseñado a hacer unas elecciones con poquísimo presupuesto, llegando a la gente con otros métodos, otra forma de hacer campaña, la popularidad mediática de Pablo Iglesias ha sido importante, pero no ha sido el factor determinante de la victoria de Podemos. Otros casos de personajes mucho más mediáticos que Pablo se han estrellado porque no han contado con un arma que ha resultado definitivamente eficaz, la movilización de miles de ciudadanos y su organización (en gran parte proveniente del 15-M, seguro) en torno a esta nueva idea.

En definitiva, la victoria de Podemos debería abrir un debate en nuestra sociedad sobre la forma de hacer las cosas en política, debería enseñarnos que la ciudadanía ya ha encontrado otras maneras de expresarse que no son las que tenemos grabadas a fuego en nuestra mente de activistas políticos y debería hacernos reflexionar que los mensajes no tienen que ser modulados por los partidos o asociaciones para hacerlos posibles, sino al contrario, que lo que hay que cambiar son las circunstancias actuales, los partidos, leyes, representatividad, elecciones, para hacer posibles esas ideas.

Me quedo con la alegre impresión de estar presenciando el inicio de un futuro mejor, ojalá y se confirme esa alegría con nuevos pasos adelante, porque parece que sí, que podemos.

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