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Diez años de completo abandono de la plaza Belén es mucho, algo había que hacer y ya.

La plaza Belén dejará de ser en el plazo aproximado de un año (el que va de la adjudicación de las obras a la conclusión de las mismas) el solar baldío que ha sido desde hace diez años, una vez que la crisis económica y la cruda realidad, entre otros factores, se llevaron por delante el proyecto de la Ciudad del Flamenco, la carta a la que el Ayuntamiento (en distintos gobiernos municipales) se jugó todo para la rehabilitación del centro histórico. Al final, el gobierno socialista, forzado por las circunstancias (léase dinero, falta de…), ha optado por una solución de nivel bajo, por la que se adecentará la plaza y las calles próximas, una actuación que parte de una idea similar que tenía en el cajón el gobierno del PP.

Árboles, parterres, terrazas (ojo, que no hablamos de barras, sombrillas, sillas y mesas, ja, ja) aprovechando el desnivel de la plaza… todo ello acompañado por distintos equipamientos, tanto para niños como para que los adultos puedan realizar gimnasia e incluso un pequeño auditorio con graderío…

Tras echar un vistazo al plan, la primera opinión es tirando a escéptica. Habrá que esperar a ver, pero en principio, por lo que respecta exactamente a la plaza Belén, la propuesta es poco convincente. Por resumir, parece más apropiada para un barrio de extrarradio que para el centro histórico… Habrá que ver además qué ocurre con lo que podría denominarse mantenimiento futuro de este espacio, ya que a poco que se despiste el gobierno municipal –es decir, en cualquier momento: hay que recordar que el pasado sábado por la tarde, con Jerez ya on fire con el Gran Premio, operarios estaban todavía quitando los expositores de la feria escolar de la ciencia que albergó de miércoles a viernes la plaza del Arenal, que debe ser que no hay días a lo largo del año, claro…- que a poco que se despisten los munícipes, decía, este espacio, y sin ánimo de dar ideas, se puede convertir técnicamente en el botellón central, que no sería de extrañar teniendo en cuenta que este fenómeno se da desde hace años -sobre todo en verano- en calles próximas antes de acceder (o ni siquiera) a una discoteca cercana.

Diez años de completo abandono de la plaza Belén es mucho, algo había que hacer y ya, desde luego, pero ni la idea ni sus posibles consecuencias van a generar el lanzamiento de cohetes entre los escasos vecinos de la zona, que harán bien en estar vigilantes ante lo que venga… 

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