Operación Triunfo, Los Javis y el mercado pornográfico de las emociones

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

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En esta sociedad que habitamos, roída hasta el tuétano por las ganancias y las pérdidas, por la cultura de los ganadores y los perdedores, nada queda al margen del negocio. Especialmente las emociones, con las que están cultivándonos a fuego lento sociedades prefascistas donde se enaltece sentir sin pensar y se condena a quienes piensan, razonan, no se ponen mordazas al cerebro y rechazan el uso pornográfico de las emociones para construir lo que pretende el capitalismo: una sociedad individualista donde cada uno sea responsable de su suerte, de su desgracia, de su futuro y de su pasado.

Da igual que hayas nacido en Sevilla que en Bilbao, en un barrio pobre o en uno rico, mujer u hombre, hetero u homosexual, hijo de un banquero o de un albañil en paro, todos los factores que te impiden ser feliz son responsabilidad tuya, que no sabes mirar bien entre la mierda y ponerle una sonrisa a este sistema pervertido en el que se usan las emociones para ocultar las injusticias.

La rabia, emoción que ayuda a matar pero también a luchar por un mundo más justo y una vida digna, dicen que es mala. Es malo que tengas rabia por haber nacido en un barrio abandonado y por tener un salario de mierda con el que no puedes pagar una vivienda. En esta psicología de azucarillo, nos dicen que no podemos tener odio, que siempre hay que ir con una sonrisa por delante y que está mal proyectar la rabia, la ira y el odio en quien te ha herido.

Hasta de las enfermedades hacen negocio. Entrevistan a una persona enferma de una dolencia grave y lo que se destaca no es el enfado que esa persona pueda tener por la mala suerte, la tristeza, la sensación de agotamiento por haber enfermado a causa de las malas condiciones laborales, por la alta contaminación o porque la investigación médica se ha paralizado por los recortes. No, lo que le piden a los enfermos es una sonrisa, que sean luchadores; tienen que ganar y si pierden, ya saben, serán unos derrotados, unos parias de la sociedad.

La culpa de todo es del enfermo, del pobre, de la mujer víctima de violencia de género, de la prostituta, a la que visten de mujer libre y empoderada, y de los trabajadores que aceptan ganar 500 euros pudiendo ir a otro trabajo a ganar 3.000 euros al mes. Si no te gusta esto, haz otra cosa. Y así nos los repiten hasta haber conseguido el objetivo que anhelaba el neoliberalismo: que todos pensemos que somos libres porque podemos elegir entre Uber o Cabify. Que todos nos sintamos responables de nuestro fracaso para que no nos dé por organizarnos y luchar colectivamente por un mundo mejor en el que, de ninguna manera, no tendrían cabida los vendehumos que se hacen de oro travistiendo la precariedad y la debilidad en oportunidad y la miseria en libertad.

Hace pocos días, Los Javis han ido a visitar a la nueva hornada de triunfitos y no han tenido otra cosa mejor que hacer que jugar a ser psicólgos con la chavalada. Una psicología de mierda, claro está. Si una chavala decía que se sentía agradecida, ellos la convencían de que no, se tenía que sentir hecha una mierda, un despojo humano. Y como la chiquilla no rompía a llorar, uno de Los Javis, convertidos en una especie de herederos de la vacuidad de la movida madrileña y en iconos gais posmodernos, se acercó hasta la chica, la abrazó, le puso la mano en el cuello para hacerla sentir en la mierda y no se marchó hasta que rompió a llorar. Así con todos los concursantes. Se fueron de la academia y dejaron dentro un reguero de criaturas hechas una mierda. Eso sí, habían descubierto las emociones. ¡Qué guay, qué progre!

Lo que vende es dejar a la gente hecha una mierda, solas y abandonadas para que busquen dentro de ellas y no fuera, no vaya a ser que fuera encuentren las verdaderas causas de su debilidad. Igual en Operación Triunfo lo que de verdad agobia a los jóvenes es el formato competitivo y no sus emociones. Igual lo que les agobia es la duda de si serán usados como juguetes rotos de la televisión como en OT se ha hecho con infinidad de concursantes. Al acabar la clase, Los Javis han abandonado la academia de Operación Triunfo y los chicos se han quedado hechos una puñetera mierda sin nadie que les apoye psicológicamente. Objetivo conseguido.

Trabajar las emociones es sanísimo; yo mismo las trabajo, pero lo hago con un psicólogo, de manera ordenada, poco a poco y aconsejado por un profesional y no por un vendehumo que reduce cualquier problema a buscar dentro de ti. Te pase lo que pase. Da igual que tu marido te mate a hostias, que hayas tenido un accidente con el coche o que tengas una enfermedad degenerativa, todo depende ti. Si la cosa te va mal es que no has buscado lo suficiente. Y si te sientes bien es que te da miedo buscar en tu interior. ¡Bienvenidos al mercado pornográfico de las emociones!

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