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No sé quién hace los planes de seguridad de estos recorridos. Ahora, que son laxos y que tienen en cuenta otros intereses, eso es de cajón. 

Cuando hace unos meses comenzaron los primeros rumores de que lo mismo la Carrera Oficial cambiaba (otra vez) de recorrido, los vecinos del centro, entre los que me hallo (no sé si poner afortunadamente o desgraciadamente: va por días, como todo en la vida) solo pudimos pensar una cosa, esta sí en clave interrogativa: ¿otra vez? Y más preguntas… ¿Cuántos cambios van ya? El Ayuntamiento liderando los cambios y obligando a la Unión de Hermandades al cambio; luego fue poco más o menos al revés, ahora parece que hay empate: sugerencia y aceptación. Muchos cambios en un período de menos de quince años sin que se hayan producido cambios físicos en el centro de la ciudad que los justifiquen. Se puede entender una ampliación, pero no las modificaciones constantes que han seguido a esa premisa, con la sensación de que cuando no es el Ayuntamiento es la Unión de Hermandades (sus personas) las que quieren dejar algo parecido a su impronta.

Mientras, como de costumbre, nadie ha preguntado a los vecinos (comercios incluidos), si están de acuerdo o no en un asunto que perturba sus vidas cotidianas mucho más allá de la semana de desfiles procesionales. Ruidos y basuras o libertad de desplazamiento son problemas que se pueden sobrellevar, pero es cierto que todas estas componentes quedan en nada cuando se habla de seguridad. Sin ir más lejos en cuanto a ejemplos, durante varios años las procesiones pasaban exactamente delante de mi casa. Ruidos y basuras fueron asumibles. La libertad de desplazamiento fue un serio inconveniente una vez. Afortunadamente, la seguridad no fue nunca un problema, pero las carencias en esta materia eran evidentes y no solo en cuanto a una hipotética evacuación. En mi calle: la calzada para las procesiones, las aceras para las sillas y menos de medio metro de ahí a la pared (una pared con ventanales, ocupados por gente sentada comiendo pipas, claro). Total, recuerdo una vez a una persona en silla de ruedas intentando pasar… Imposible. ¿Problema de seguridad, de movilidad?, da igual: problema.

No sé quién hace los planes de seguridad de estos recorridos. Ahora, que son laxos y que tienen en cuenta otros intereses, eso es de cajón. Hace años que se viene avisando —negativamente— de las bullas en Tornería. Ahora, lejos de buscar alternativas, se quiere potenciar aún más esta zona (con Banco y Clavo) como cogollo cofrade, ahora familiar. Parece que esos avisos se han evaporado. Veremos...

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