Él se había visto obligado a entregar su vivienda. Al banco. Ella se angustiaba pensando porque aún no sabía si su hijo podría continuar estudiando. Historias cotidianas de un grupo de sufridores, la gente del ERE municipal.
Él se había visto obligado a entregar su vivienda. Al banco. Ella se angustiaba pensando porque aún no sabía si su hijo podría continuar estudiando. Después de tres años ya en la universidad. Otro se lamentaba de la vergüenza de tener que recurrir constantemente a sus hermanos para atender a sus hijos. La amenaza de que la financiera se pudiera quedar con su vivienda y con la de sus suegros le tenía encogido el corazón a otro de ellos... Historias cotidianas de un grupo de sufridores, la gente del ERE municipal. Las consecuencias de la decisión de Pelayo: la condena a la muerte laboral de 260 personas. Y señaladas con el dedo. No hay que explicar lo mala persona que hay que ser para ello. Desconoce, sin duda, la palabra corazón. Luego, los tribunales hablaron y declararon que 124 despidos, la totalidad de los realizados con los menores de 59 años que fueron recurridos, fueron despidos absolutamente arbitrarios. El lujo de permitirse señalar con el dedo multiplicaría el coste de los despidos por algo más del doble. Y todo ello a costa de las arcas municipales. La perversa gestión de la derecha jerezana.
Luego cambiaron las cosas. Un nuevo gobierno en la ciudad permitió un nuevo enfoque. Y se nos dio la bienvenida en el discurso de investidura. Algunos fuimos incapaces de retener las lágrimas. La reparación de la “ injusticia destrozavidas”, del “asesinato laboral” perpetrado por la banda del PP estaba cerca. Una primera alegría. Nos cargamos de paciencia, conscientes de que tras los acontecimientos de los últimos años, el puesto de alcalde/alcaldesa de Jerez se había convertido en una profesión de riesgo. Había que hacer las cosas bien. Tras algunos meses y muchas dudas, un informe del gabinete jurídico del Ayuntamiento, de julio de 2015, abría la puerta a nuestro regreso a través de acuerdos transaccionales. Nuestra segunda alegría.
Y el gobierno empezó a trabajar a elaborar un nuevo Plan de Ajuste, necesario en un Ayuntamiento intervenido para su aprobación por el Ministerio de Hacienda, después de que la derecha incumpliera tres o cuatro planes sin que en ningún momento tuviera consecuencias para estos gestores Y en este nuevo Plan, que tenía que aprobar el Ministerio, el gobierno contempló nuestra reincorporación. Y así lo aprobó el pleno municipal. En las conversaciones previas con el Ministerio éste solicitó, para aprobar el Plan presentado, que un informe de la Dirección General de Función Pública declarara que nuestra reincorporación era posible a través de las transaccionales y ajustada a la legalidad. Y así lo declaró el informe de 4 de mayo de 2016. Pero sin embargo, en este momento empiezan nuestras nuevas tribulaciones. El gobierno interpreta restrictivamente este informe y se saca de la manga una diferencia que solo surge de una voluntad torticera. Nada dice el informe de esa diferencia y recoge expresamente la aceptación de las transaccionales incluso de los que no teníamos presentado recurso de nulidad. En junio de 2016, gabinete jurídico, nuevamente, cierra la posibilidad de la diferencia pretendida mediante un nuevo informe. Nuestra tercera alegría.
Y creíamos, ingenuos de nosotros, que se habían superado las dificultades, que el camino estaba expedito. Pero es entonces cuando nos enteramos de que nuestro coste no había sido incluido en el Plan de Ajuste enviado a Madrid. Que no se había enviado al Ministerio el mismo Plan que había aprobado el pleno municipal. Se nos dijo que fue un error y que era absoluta y fácilmente subsanable. Nuestro estupor fue ahogado por las calores de julio. Pero, sin embargo, recibimos una cuarta alegría. El 25 de julio nos dijeron que el 1 de octubre volveríamos al Ayuntamiento. Que todo estaba claro, volveríamos 115 y solo faltaba que se cumplimentaran los informes que restaban por incorporar al expediente. Nuestra felicidad era plena, por fin, se habían podido desalojar todas las piedras del camino.
Los rigores de agosto nos devolvieron a la realidad. Por la prensa conocen los amables lectores la situación del conflicto. Incertidumbre absoluta y una publicidad poco decorosa sobre los problemas internos del Ayuntamiento. Lo que he leído, estupefacto, nada tiene que ver con la transparencia ni con la obligada salvaguarda de la institución. Hay que tomar decisiones, cumplir con la palabra dada, no traspasar los límites del debate político y preservar la institución. Todo lo demás es ruido innecesario. Torpeza.
Mientras tanto, los afectados del ERE, inmersos en la incertidumbre, mantenemos la angustia, incapaces de entender cómo es posible que después de habérsenos comunicado la fecha de reincorporación, la de los 115, vivamos una semana después en la duda más perniciosa sobre nuestro futuro. Quizás han olvidado, y conviene recordarlo que, como dice el cante, “no somos de maera”.


