Vaya, hombre, ahora tenía que hablar ‘la’ Ayuso de ‘las cosas del sur’. Del flamenco, para ser más exactos. Lo que le faltaba (a ella). Lo que nos faltaba (a nosotros). De verdad que no sé cómo Isabel Díaz Ayuso, que se ve que anda sobrada de tiempo y de inquietudes, no se pone, aunque sea a tiempo parcial, a otra cosa que incluso le dé más pasta que la política y se hace, no sé, escritora, pero escritora directamente de best-sellers. Total, en vez de escribir sobre una saga secular de mujeres gallegas empoderadas y feministas (y van…), podría hacer algo mucho más original, como sería escribir un libro sobre una saga secular de mujeres madrileñas… empoderadas en la industria del barquillo, en la confección de vestidos de ‘manola’ o en la importación de organillos. Si son feministas, mejor, pero tanto da. Premio Planeta seguro.
Debería probar porque, ya digo, debe tener tiempo. Estar pendiente de gobernar solo la Comunidad de Madrid (CAM) se ve que está chupado, por lo que siempre está en los temas de política nacional e internacional –por supuesto ya la tiene liada por la guerra de Israel y Hamás– y pisando todo tipo de charcos en el período de expansión que ha iniciado en Madrid. Con Madrid, para ser más exactos.
Ayuso, en la misma semana, lo mismo va y se compra un piso en el barrio de Chamberí –que se ve que le gusta hacer ponzaning, broma madrileña sobre frecuentar la calle Ponzano y sus bares–, que la lía con los de Más Madrid por la guerra, o se dedica, siempre con el apoyo de la prensa a flor de piel y sus polémicas fútiles en este período que nos ha tocado vivir, precisamente a herir supuestas sensibilidades en Andalucía con el tema del flamenco.
Pues sí, el flamenco. Pero esto viene de antes. Hace ya un par de años hubo un roce a cuenta del flamenco con Madrid, porque alguien, una diputada autonómica de la CAM, dijo que Madrid era “la cuna del flamenco”, evidente ida de olla que encontró respuesta desde el Ayuntamiento de Sevilla, por entonces en manos socialistas… y también de Juanma, el nuestro, que matizó que “Andalucía fue su cuna y que, de ahí, se hizo universal”. Nada como hablar ex cathedra. Ahora, desde la CAM, la propia jefa ha afinado más y en vez de decir “cuna del flamenco” como utilizó aquella diputada, se ha decantado por un “capital mundial del flamenco” que, en efecto, es mucho más discutible y opinable. Ayuso hizo estas declaraciones durante un acto en NYC, la capital del mundo, que tampoco lo dijo en Triana o Santiago (o San Miguel…).
Es un hecho que Madrid se sirve para su propia promoción turística y de imagen del flamenco, pero es algo que se retroalimenta: incluirlo en muchos de los actos de la CAM no deja de ser, a su vez, una manera de promocionar este arte universal a todos los efectos desde que es patrimonio de la humanidad para la Unesco. Y a nadie se le escapa que, ciertamente, Madrid tiene desde hace muchos años una sólida y consolidada oferta relacionada con el flamenco, más allá de las míticas juergas durante el franquismo de los señoritos (y actores y políticos y…).
Este es el típico tema que ya en otoño y con lluvias da cierta pereza, pero hubiera sido estupendo para agosto, una bonita ‘serpiente veraniega’, por usar el argot periodístico. A Juanma, por ejemplo, se ve que también le ha dado pereza salir esta vez. Si en la anterior hizo pedagogía con la diputada autonómica enfebrecida, ahora ha tardado varios días en salir a decir que no comparte las palabras de Ayuso de que Madrid sea la capital mundial del flamenco. Y fin de la cita.
¿Y Jerez de la Fra? Pues el grupo socialista sí ha salido a decir a Ayuso (es que la oportunidad la pintan calva: que mejor rival) que qué de qué con el flamenco, omme, tal y como habría salido Mamen Sánchez de seguir en la alcaldía, claro, pero no es el caso. A Pelayo se ve que este tema también le da pereza, por descontado. Mismo partido, unas declaraciones sin referencias a orígenes, más bien al business… bah, pelillos a la mar.
Y al final deberían ser los propios artistas los que pusieran fin a esta polémica un tanto artificial creada por los políticos y alentada por periodistas aburridos. Por ahora no se ha oído gran cosa entre los artistas. Ni creo que se oiga. Ya digo. En el momento de acabar estas líneas está empezando a llover…
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