Hace bien el Ayuntamiento de Jerez en colocar ya la bola gigante en la plaza Belén, una plaza que, como todo el mundo sabe, tiene su arboleda, su auditorio, su zona de juegos, su cascada e incluso, al menos hasta hace poco (hará cosa de una semana que este cronista no pasa por allí), su improvisado aparcamiento. En realidad, la bola gigante debería tener más usos y estar allí expuesta durante todo el año, no tiene sentido que pase diez meses arrumbada en cualquier almacén municipal. La bola, más allá de ser una atracción turística, lleva camino de convertirse en toda una insignia de la ciudad, aunque son muchos los que juran y perjuran que dentro de poco tendrá que compartir protagonismo con la nonata escultura a la Niña Empoderada, lo que podría convertir este bonito emplazamiento que es la neoplaza Belén en una zona un tanto abigarrada (colmatada, por utilizar términos al uso de políticos y su recua de periodistas).
Bien, el Ayuntamiento es muy libre de hacer con sus plazas lo que le parezca. Lo único que se pretende desde estas líneas es hacerle ver un hecho contrastado, que la bola —la Bola, habría que decir en puridad— está empezando a ser utilizada las escasas horas que lleva instalada en la plaza como si de un oráculo se tratara. Tal cual. Lo que decíamos de tener más usos. Es algo que se veía venir desde las Navidades pasadas. Son decenas los ciudadanos que se han acercado hasta la Bola para inquirir sobre cómo les puede afectar a sus vidas el pacto de gobierno sorprendentemente alcanzado en menos de 48 horas por los Santos de Fin de Curso (Pedro y Pablo, 29 de junio) o qué cabe esperar del Trifachito Andaluz –este nombre puede entrar en vías de revisión tras el descalabro de C’s-… Incluso hay quien dice que ha visto a algunos periodistas inquirir a la Bola ante la falta de respuestas que, desde su punto de vista, justifiquen el ascenso de Vox hasta convertirse en segunda fuerza política de la ciudad en las pasadas elecciones generales, en especial por lo que a los barrios obreros se refiere (en este Jerez actual ‘obrero’ es un eufemismo para referirse a perceptor/receptor en miles de hogares, que además no son precisamente los más desfavorecidos).
Por ahora nadie ha visto a la Bola pronunciarse abiertamente, aunque de manera sorprendente se han observado distintos signos que han dado que pensar a los viandantes y asiduos de la plaza epítome del anterior mandato socialista. Por ejemplo, en las inmediaciones de la Bola se vio volar durante unos minutos, antes de partir en dirección al Arroyo, un amarillento ejemplar de ‘Le Monde’, ni más ni menos que de 1988, en el que se recogía a toda plana que el Frente Nacional ganaba las elecciones en Marsella al Partido Comunista. Horas después fue visto en las inmediaciones un papel suelto, con formato de impresión de mail en el que ponía “Indepas 13+8+2… +5 de Bildu”, que salió volando en sentido contrario, hacia el Carmen. Incluso se vio una especie de hoja de diario fechada el 10 de noviembre en la que ponía “Hace cuatro años voté a Podemos, ahora acabo de subir a Instagram que he votado a…” y desgraciadamente no se podía ver nada más, es lo que tiene un pisotón embarrado sobre la hoja de un escritor narcisista.
Por ahora nadie, sobre todo de la prensa local, ha relacionado ninguno de estos hechos con los resultados de las pasadas elecciones. Tampoco el gobierno municipal, que espera que con el inminente encendido la Bola se concentre en lo que tiene que hacer, que es dar alegría a la ciudad y dejar supuestamente de mandar mensajes que nadie entiende…
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