José Dorantes: in memoriam

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Conocí a José Dorantes, recientemente fallecido, hace ya unos cuantos años. Supongo que sería en 2004, cuando le nombraron presidente de la agrupación socialista de Jerez, que lleva el nombre de Ramón de Cala, en reconocimiento al socialista utópico jerezano del siglo XIX que apuntaba a la Educación –qué cosas- como la mejor arma para avanzar en la igualdad social.

Me acuerdo que le conocí a la vez que mi por entonces compañero Pedro Ingelmo. No recuerdo si la entrevista para el Diario la tenía que hacer yo y él me acompañó o fue al revés. Supongo que nos encontraríamos por la calle: ¿qué haces?; nah, voy a entrevistar al viejo que han puesto de presidente local los del PSOE; ¿tardas?; nah, veinte minutos; ¿hace una cerveza?; sí, sí, espérame en La Moderna o vente, ya te digo, veinte minutos, algo rápido y a la calle. Ese sería el diálogo, seguro, pueden poner a las preguntas y respuestas el nombre que quieran o prefieran porque no altera el resultado final.

Total, que fuimos a la sede del PSOE en la calle Sevilla y nos dijeron que Pepe Dorantes era el señor mayor que estaba sentado seis o siete metros más allá. “Hostia, Pedro, ¿te has fijado? ¡Este hombre es clavaíto a Paul Newman!”, dije nada más verlo. “¡Joder, y tanto!”, dijo Pedro, que además es un cinéfilo empedernido. Nos presentamos y a las primeras de cambio, antes de empezar la entrevista, para hacernos los simpáticos, le comentamos el parecido que tenía con el actor americano. El señor Dorantes, que hay que recordar que tenía que andar ya en los 80 (ha fallecido con 96) sonrió y nos reconoció que no era la primera vez que se lo decían. “Pero usted ha tenido que gustar mucho a las mujeres”, le dijo Pedro o se lo dije yo, una pregunta estúpida por dos motivos: 1) porque sencillamente lo es; 2) porque es que usar un tiempo verbal pasado no tenía sentido: ese tío seguía gustando a todo bicho viviente.

Al final, “los veinte minutos y nos vamos” se convirtieron en cerca de una hora a lo largo de la cual fluyó una conversación tranquila y relajada con un señor de izquierda de verdad, sensato, coherente con su ideología, que en el transcurso de la conversación, sin alzar la voz y sin un ápice de rencor te dice, va casi y te suelta, que su padre fue asesinado al comienzo de la Guerra Civil. En realidad, por mucho que los periodistas acabemos viendo u oyendo, hay días en los que no esperas que las cosas tomen de repente el sesgo más inesperado, no todos los días estás preparado para que alguien te cuente de sopetón que asesinaron a su padre, cuando solo hace quince minutos querías despachar lo antes posible lo que esperabas que fuera una entrevista más, mero trámite. Ahí estaba ese hombre mayor, antes de que ‘rompiese’ en los medios de comunicación el tema de la Memoria Histórica, hablando del papel de la izquierda en la sociedad actual, de evitar las habituales peleas en la agrupación socialista de Jerez, de mirar al futuro sin olvidar de dónde venimos… Joder, y tú ahí helado, pensando de dónde venía él, un tío al que le mataron a su padre siendo casi un niño, cómo habría sido realmente su vida detrás de esa pátina de normalidad, de me casé con mi novia de toda la vida, tuve familia, trabajé en una bodega, me afilié al PSOE en 1977 y… y conviví cuarenta años con los asesinos de mi padre en el poder.

Acabamos y, efectivamente, Pedro y yo nos fuimos a tomar una cerveza. Una de las necesarias. Días después me crucé con el concejal andalucista Raúl Ramírez y le dije que había conocido a su abuelo, que era un crack, un tío de una pieza, que se parecía a Paul Newman… Raúl sonrió. Creo que ya lo sabía.

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