El otro día este cronista participó en un debate en Onda Jerez sobre las Fiestas de la Vendimia, que ahora tocan a su fin. Mi opinión, lo digo ya, sirve de muy poco, porque de las dos semanas en que, más o menos, se han institucionalizado estas fiestas, lo cierto es que lo más normal es que esté de vacaciones al menos una de ellas. Septiembre es, con diferencia, mi mes favorito para darme a la holganza y al dolce far niente.
No obstante, como tengo poca vergüenza, ahí que me puse a opinar (raro, por otra parte, que yo acceda a ir a un debate de cualquier tipo en medios de comunicación) y lo hice en términos bastante convincentes, al parecer. Total, para decir que me parece bien la programación, que hoy por hoy lo más underground es decir que estás de acuerdo con lo que programe cualquier autoridad o institución, sea el Ayuntamiento de Jerez o el Consejo Regulador. Porque, a ver, no podemos estar todo el rato buscando tres pies al gato, ¿qué les pasa a las Fiestas de la Vendimia de Jerez? Nada. Son como son, tienen la programación que tienen y ya está. Si acaso la habitual ‘centralitis’ de la que hace gala este gobierno municipal y los que le han antecedido: que si Alcázar, que si Claustros, Catedral… casi nada se celebra en los barrios.
Me parece acertado que las citas –De Copa en Copa, por ejemplo– sea para unos cuantos cientos que acaban sumando a lo largo de los días de programación unos pocos miles (me vale igual para el brandy y la coctelería) o que haya citas más específicas como la de la magia, veo que vuelven los caballos… A ver, este cronista se mostró en la radio partidario de trabajar, tal vez, en algo que pudiera atraer más turismo provincial o de los alrededores los fines de semana, pero poco más, sobre todo por romper el puntito endogámico que tienen estas Fiestas.
Aquí hay que tener en cuenta dos cuestiones: de un lado, fiestas de la vendimia hay en muchos puntos de España y, de otro, en el calendario festivo de Jerez no hay (literalmente) sitio para otro gran evento. Qué mejor que utilizar aquí y ahora 'gran evento' desde que dicha expresión ha sido elevada a delegación municipal. Feria del Caballo, Zambombas, Semana Santa e incluso, hasta cierto punto, las motos, no dejan sitio para mucho más.
Y luego hablando del qué se puede hacer, está, muy importante, la idiosincrasia. Lo podemos mirar del derecho, hacerlo del revés, pero en Andalucía la fiesta-fiesta, es una feria, así de simple. Nadie en el Ayuntamiento realmente se ha planteado el regreso de la Feria de la Vendimia, probablemente porque da algo de pereza… y de vértigo, solo de pensar que, a estas alturas, tanto tiempo después y con los cambios sociales que se han producido, pudiera resultar un fracaso. ¿Se imaginan, tantos años especulando con el tema, que un gobierno municipal se pusiera ‘guapo’, recuperara la feria y lo hiciera para darse una hostia? No, no va a ser.
Hace bien el Ayuntamiento en mantener de manera deliberada el tono relativamente discreto en estas Fiestas. Es lo que se quiere y lo que se busca, que no todo puede ser multitudes y venga de esto, venga de lo otro... Además, es lo que demanda la sociedad jerezana, no se ven grandes movimientos en otros sentido, ni entre la gente ni los políticos.
Ahora, eso sí... está uno tan convencido de lo que dice y de lo que piensa (léase el artículo hasta ahora), pero se cruza por la calle con su amigo Jimmy –Jimmy Rock cuando pincha música– que va y le dice que estos días ha estado en Valdepeñas y en no sé qué pueblo de La Rioja y que se lo ha pasado de puta madre en las fiestas de la vendimia, que si el pañuelo rojo al cuello, que si vino a tutiplén, que si las peñas tal o cual... y además de recordar que en el norte el vino es tinto entre otras cosas para que se note lo que mancha sobre el blanco de la camisa, al final, pese al deseo de tono comedido la Fiestas de la Vendimia de Jerez, es inevitable que venga también a la mente esa frase tan bonita: ¿quién dijo que no se puede sentir nostalgia de lo que no se ha vivido?


