La Feria del Libro de Jerez es un éxito. A ver, ¿es un hecho o no, que la Feria del Libro remontó el vuelo el año pasado tanto en presencia de público como por el elenco de escritores? ¿Es un hecho o no, que este año se ha mantenido el interés del público por los escritores que acuden y las librerías y editoriales que exponen? Lo es y hay que reconocerlo, no se puede estar siempre buscando tres pies al gato. Un éxito.
No hay más recordar la cola que ‘formó’ el jueves Javier Sierra para firmar su último libro –bueno, en realidad la gente aprovecha y a veces lleva a la firma todo lo que tiene por casa del autor– o el año pasado la que lio Megan Maxwell, un ‘taco’, que se decía antes en términos taurinos. Y no saben lo que cansado que es firmar libros, ¿eh? Y por una vez, este cronista sabe de lo que habla, que escribió uno una vez y desde entonces no ha vuelto a hacerlo, entre otras razones por la perspectiva de la firma. Firmé como 90 ejemplares. Agotador, ya digo. Ya sé lo que estará pensando el avezado lector, la conspicua lectora… “joder, noventa libros… nada mal”. Ya. Sí y no. Fue algo sobre vinos de Jerez en plan moderno, incluso moelno, para el Consejo Regulador que estaba fuertemente subvencionado, todo hay que decirlo. No sé si está agotado, supongo, aunque Félix en la librería Agrícola puede que tenga todavía algún ejemplar.
No sé cómo de maltrecho quedaría anoche Sierra –supongo que los escritores profesionales tienen sus trucos–, que ya digo que tenía una cola como de treinta personas bastante antes de que acabara su conferencia (él, al menos, no firmó en el mismo sitio en el que habló) y había más de cien, bastantes más de cien en la cola para firmar, casi media hora después de haber terminado. Casi nada.
Un éxito de feria, ya digo. No sé si los libreros están vendiendo más, pero vista la asistencia es un éxito. Dicho esto… personalmente no suelo comprar libros en las ferias del libro. Vaya, ya está aquí el rarito, pensarán. Pero la razón es muy sencilla: después de salir de una feria del libro es inevitable ir a tomar algo, no sé qué ocurre, pero es así. Al final, también te cansa escuchar a alguien dar una conferencia o te encuentras con algún colega que hacía tiempo que no veías… o si te quedas a una firma kilométrica ya ni les cuento. Total, que acabas yendo a tomar algo y, en mi caso, si llevo algún adminículo –paraguas, agenda, libro– siempre sufro por su destino a corto plazo. Que se me olvide, vaya.
Pero claro, acercándose el artículo al final, llega también la hora de los ‘peros’. Personalmente, en la Feria del Libro de Jerez echo en falta un poco más de literatura, de eso que ahora las propias editoriales llaman novela literaria. Un ejemplo: Leonardo Padura tiene novela nueva, Morir en la arena. El escritor cubano ha estado hasta hace unos días de promoción en España y hubiera sido un punto traerlo. Claro, no va a estar yendo y viniendo desde Cuba, solo quiero decir que este Príncipe de Asturias casi casi estaba ahí. Vamos a bajar un escalón: el gallego Juan Tallón, nada divo, también tiene novela nueva, Mil cosas y la ponen muy bien. Él es un buen escritor, lo demostró en Rewind y Obra Maestra. Pues oye, a lo mejor también… lo que quiero decir que es que la Feria del Libro de Jerez es un éxito, con cierto efectismo, pero un éxito, y que lo sería igual e incluso ganaría fondo si también trajera a literatos.
Pues nada más. Aquí nos quedamos. Aprovechen y dense el finde una vuelta por los Claustros. Luego, al lado está la Moderna…