El Comité Europeo de Empresas del Vino ha celebrado su asamblea general en Jerez. El mercado británico tras el Brexit y la nueva política agraria común de la UE (PAC) fueron los dos principales temas que analizaron responsables de organizaciones bodegueras de veinticuatro países, en España representados por la FEV.
Bien... más allá de las posibilidades que ofrecen las uvas híbridas (para el peor escenario del cambio climático), el espaldarazo al vino desalcoholizado (terrible paradoja) o el sentir generalizado de que, al parecer, la PAC que se está gestando es positiva para los intereses españoles, lo que interesa en estas líneas es destacar el importante papel jugado por Jerez como anfitrión. Tanto el Consejo Regulador del Vino como la patronal bodeguera Fedejerez se han volcado en acoger un acto de este tipo. Si para responsables de la UE el vino y sus distintas denominaciones de origen son la joya de Europa en el sector agroalimentario, su importante elemento diferenciador, es lógico que Jerez, con todo el peso de su historia, lo dé todo en actos de la relevancia del que tuvo lugar el pasado martes en la ciudad.
El Jerez, la Manzanilla y también el Vinagre no toman decisiones en estos foros —escuchan y conocen de primera mano qué se está cociendo— pero también tienen oportunidad, como ha sucedido, de recordar en el resto de Europa muchos porqués, la existencia de un pasado prestigioso, de un buen hacer, que aspira por derecho a mantenerse en el futuro más inmediato.
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