Estoy haciendo zapping por terrenos en los que habitualmente no me aventuro cuando de repente aparece en la pantalla Mamen Sánchez. Están poniendo el pleno municipal y aunque lo primero que pienso es en seguir a lo mío y cambiar de canal, decido dejarlo al escuchar que la alcaldesa está hablando del ciberataque sufrido por el Ayuntamiento de Jerez. Lo de Jerez es como esa frase hecha de que la realidad siempre supera a la ficción. En ese momento la alcaldesa está hablando de “lo que el FBI nos dice…” y “lo que nos hacen llegar desde el FBI…”, es decir, el tema no puede ser más chulo. Imagínense a la alcaldesa de Jerez hablando en un pleno del FBI… Pues no hay nada que imaginar: ahí está. No tengo ni idea de quién manda ahora en el FBI, pero cabe imaginarse al histórico y controvertido John Edgar Hoover, el hombre que lo sabía todo de los Estados Unidos, descolgando el teléfono y diciendo “hola, ¿Mamen? Tengo que decirte que…”. Qué cosas.
En lo que se desclasifican (como en las pelis) los documentos y las conversaciones que el Ayuntamiento de Jerez y el FBI hayan podido cruzar, debemos centrarnos en el ataque sufrido por la Corporación. Hasta ahora, en lo que llega la ansiada desclasificación, lo que ha trascendido es que se trata de un vulgar ataque por dinero, bandidos del ciberespacio, en definitiva. No sé… me parece un poco pobre, sobre todo tratándose de una ciudad como Jerez –ciudad veintitantos del Estado Español (de España, vaya)- conocida en el mundo entero por su vino, por las motos y por el flamenco. No sé… aquí tiene que haber algo más, tiene que haber alguien verdaderamente importante detrás, lo que se llama una ‘mano fuerte’.
Yo, como en el caso de la revuelta de los pijos catalanes, tengo dos sospechosos: O Soros o Putin. No creo que esto haya sido cosa de cobrar unos cuantos cientos de miles de dólares en moneda virtual y ya. Hay que investigar si esta evidente desestabilización de la vida cotidiana en Jerez responde a alguna prueba que haya querido hacer el multimillonario americano de origen húngaro con vistas al establecimiento del –así llamado- Nuevo Orden Mundial o si, por el contrario, el presidente de la Madre Rusia y ex agente del KGB ha hecho un movimiento de índole geoestratégica en un flanco débil de la Unión Europea. Por ahora no lo sabemos, pero es evidente que nuestras autoridades, con apoyo del FBI, deben ponerse rápidamente manos a la obra y tratar de desenmascarar a George Soros o a Vladimir Putin (por cierto, también he pensado en Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte: aunque lo veo un tanto descabellado, también pudo confundir Jerez con Rota). Propongo que un equipo multidisciplinar formado por Policía Local, asesores municipales y FBI se ponga ya a investigar y que lo hagan bajo el principio del ‘cui prodest’ (la famosa pregunta de ¿a quién beneficia?, que tan largo viaje ha tenido a lo largo de la historia: del Derecho Romano a Lenin), investigando, no sé, movimientos sospechosos en el precio de los caballos cartujanos, inauditas ventas de Palo Cortado a países musulmanes, el repentino desabastecimiento de los bazares chinos y árabes de la ciudad, un nuevo movimiento para llevarse el Gran Premio de Motociclismo o la hipotética reacción –y cuidado, que aquí entramos en lo mollar del asunto- de los ciudadanos que durante semanas no han podido realizar normalmente gestiones en su Ayuntamiento (notables las colas en el cajero para pagar el agua) y si esto va a repercutir de alguna manera en su voto de cara a las elecciones del 10-N. Cualquier detalle, por pequeño que sea, puede poner a ese equipo multidisciplinar tras la pista del poder fáctico que sea, todo con tal de desenmascarar a Soros, a Putin o incluso a Kim…
Esperen un momento, que llaman a mi puerta. Voy a… Pero qué lechessssssss…
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