Algunos apuntes sobre los parques temáticos

Turismo, comercio y agricultura son los sectores en los que sale a relucir la expresión 'parque temático', como parodia de lo que son o fueron estos parques de atracciones con ínfulas en cuanto a su contenido

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

El centro de las ciudades como parques temáticos. La plaza del Arenal de Jerez envuelta en la niebla.
El centro de las ciudades como parques temáticos. La plaza del Arenal de Jerez envuelta en la niebla. MANU GARCÍA

La vida está llena de expresiones que, a base de repetirlas, van dejando de hacer gracia o cansando, tanto da. Una de las últimas es ‘parque temático’. Al principio, parque temático nos gustaba mucho a los periodistas y casi estábamos deseando que cualquier entrevistado la dijera para llevarla al soporte en el que trabajemos, incluso en el titular, pero últimamente ya como que… como que todo cansa.

Parque temático se usa mucho (se abusa ya) cuando se habla de ‘turistificación’ y la gentrificación (aviso al lector astuto y a la avispada lectora: uno de estos palabros va con comilla y el otro no por la sencilla razón de que lo ha leído el corrector). Por lo que nos toca, se usa para hablar del centro de Cádiz o del de Sevilla, con especial incidencia en el barrio de Santa Cruz. Hablando del centro de Jerez se ha oído también pero no tanto para referirse a los turistas como a la proliferación de bares y restaurantes (no necesariamente interesantes, por cierto).

Parque temático es ese ‘papel de celofán’ que sirvió para que los políticos y la prensa envolvieran a los nuevos parques de atracciones de toda la vida con una 'idea fuerza' que todos los ayuntamientos de España querían tener a finales de los 80 y primeros de los 90 del siglo XX. Turismo de parque de atracciones. Son dos palabras, 'parque temático', que pocos años después empezaron a perder fuerza, primero en vista de lo pedestre de buena parte de las propuestas y luego por cómo acabaron la mayoría de ellos (en la quiebra, aclaración para las nuevas generaciones).

Sin ánimo de ponernos filosóficos, ahora ‘parque temático’ se utiliza directamente como una especie de suplantación de la vida, de la vida tal y como se ha conocido hasta hace cosa de una década más o menos. Siguiendo con el turismo… ¿qué tipismo, qué vida de barrio puede conservar una determinada zona de una ciudad si, pongamos por caso, un 30% o más de su población son turistas que están hoy y dentro de dos días son otros, pero manteniendo siempre ese alto porcentaje? Los turistas del Instagram van a ver qué han visto otros turistas del Instagram que estuvieron por allí unos días antes, en un terreno de juego que es cada vez más neutral, da igual Oviedo, Barcelona o Cádiz: sitios de turistas a lo que hay que dar de comer y de beber cosas para turistas pero que no lo parezca, al menos no mucho, con el cabreo creciente de los moradores de esos barrios, cansados de tanta pamplina, aderezada además con el continuo raca-raca de los trolley sobre el empedrado. Tampoco ayuda el comercio y su sucesión de franquicias. Lo mismo.

Pero ‘parque temático’ no se usa solo para el turismo. El otro día, un agricultor de los que participan en las protestas utilizó ese mismo giro para referirse a cómo quiere la Unión Europea que sea el campo: un parque temático. Sí, es posible. Un campo sin cultivos. Suplantación de la vida. Distopía woke. Comida bio para los ricos, muchos disfrazados de neoizquierdistas, e importación de cualquier mierda para los pobres. Lo que hay.

Fue el escritor francés Michel Houellebecq de los primeros en utilizar parque temático para referirse a Francia y a Europa, en su conjunto. En ‘Sumisión’ (una novela tan fallida como interesante) el continente ya tiene ‘externalizada’ casi toda su industria a comienzos de esta década (la novela es de 2015, así que es levemente futurista) y solo le queda exhibir su patrimonio como parque temático que ofrecer a los turistas adinerados de potencias emergentes como China, India y Rusia.

Y lo peor de todo es que, debido a la pandemia de covid, lo hemos visto y parece que ni la UE ni los estados han aprendido la necesidad de mantener unos mínimos estratégicos: ni había mascarillas ni capacidad inmediata de hacerlas; ni había respiradores ni capacidad inmediata de hacerlos; luego, como China siguió a lo suyo, no venían piezas de repuestos, se lía en el mar Rojo y nuevos problemas…

Pero acabemos estas líneas volviendo a turismo. Los lectores de MARCA ACME saben que este cronista vive en el centro de Jerez, una zona semiturística que, de seguir así las cosas, en cosa de cinco años o así perderá el ‘semi’ y habrá que tomar decisiones. Por lo pronto ya he tomado una: antes me paraba o daba un pequeño rodeo para no pasar por el medio cuando alguien tomaba una foto de la estatua del dictador, de su churri septuagenario-a delante del dictador para ser más exactos, o del edificio de los arcos (que ya me dirán el nivelito) y ahora no, ya no. Ahora hago también uso de mi ‘libertad’, como dicen en los anuncios. Y ni siquiera sonrío. Imparable…

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