Cuando el ahora presidente del Gobierno era líder de la oposición, Rajoy hablaba de un primo suyo, científico sevillano, que restaba importancia al cambio climático.
Cada vez que ocurre una desgracia de estas características en nuestro país me pregunto dónde estará el primo de Rajoy. Cuando el ahora presidente del Gobierno era líder de la oposición, Rajoy hablaba de un primo suyo, científico sevillano, que restaba importancia al cambio climático. La sarta de tonterías era tal que sostuvo que si nadie era capaz de predecirle qué tiempo haría mañana en Sevilla cómo íbamos a predecir lo que sucedería en trescientos años. ¡Bendito primo el tuyo, Mariano!
Han pasado ya diez años de aquello. En estos días, una nueva oleada de incendios, inusual por estas fechas, se ha cebado con el noroeste peninsular, Portugal, León, Galicia y Asturias. Afectado y serio, Rajoy compareció ayer emocionado y aludió a su terruño de forma oportunista: “También como gallego quería estar aquí”. Sin embargo, mientras o pobo galego cargaba y vaciaba cubos de agua para apagar el fuego con sus propias manos con la sombra del Nunca Máis, Rajoy no se acordó de “los hilillos de plastilina” de su Prestige. Sí, aquella desgracia que él mismo gestionó (si se le puede llamar de alguna forma a lo que hizo) cuando era Ministro del Interior en el último gobierno de Aznar. Y tampoco se acordó de su primo, el sevillano, el que utilizó para negar un cambio climático que cada año que pasa es más evidente.
¡Pero, por favor, no hagamos política con los incendios... que es cosa seria! Cosa tan seria como para prescindir de 436 brigadistas durante un mes de octubre que no es que estuviera fuera de lo normal... sino que parece ser una continuación de finales de agosto. Que sí, que ahora me diréis... ¡Pero es que algo así no se puede parar! ¿Y con qué legitimidad, entonces, se puede excusar el prescindir de cualquier medio o recurso adicional disponible? (recuerden a Feijoo hace unos días en relación a estos brigadistas). ¡No nos vendan entonces aquello de que están puestos a disposición todos los medios y recursos que podemos tener! ¡Trabajen para aumentar exponencialmente el número de efectivos y de recursos contra los incendios! ¡¿Es que no saben lo que nos viene?!
Nos viene algo que difícilmente podemos controlar. Que no podremos controlar gracias a muchos “primos de Rajoy” que durante décadas han hecho oídos sordos. Hablemos claro: en estos días se han dado las condiciones meteorológicas idóneas para que cualquier foco de incendio se propague y sea muy difícil de extinguir aún más si es en un bosque de una especie no autóctona y tan poco adecuada como el eucalipto. Y esas condiciones son unos índices de humedad muy bajos, una sequía sin precedentes en la última década y un viento huracanado. Pero hablemos aún más claro: que sea a mediados de octubre y en el noroeste peninsular es un indicador de que algo está fallando... ¡y es obligación de las autoridades competentes adaptarse a las nuevas condiciones climáticas a las que nos enfrentamos!
¡Cómo me hubiera gustado escuchar a Feijoo o a Rajoy hablar del cambio climático sin pelos en la lengua y advertir que hay que prepararse para lo que nos viene! ¡O de medidas y planes concretos para replantar con especies autóctonas las hectáreas quemadas! Pero claro, eso sería mucho pedir. Mejor le echamos las culpas a unas condiciones meteorológicas concretas y a nuestra vecina Portugal. ¡Qué fácil! Entretanto, rojigualdas en los balcones y el “peligro soberanista” hasta en la sopa. ¡Peligro el vuestro! Menos mal que frente a estas circunstancias siempre nos quedará o pobo, el pueblo, nuestra verdadera patria.
Lume nunca máis.
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