Los fantasmas de Occidente

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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Hoy, 18 de julio, se cumplen 80 años del golpe militar contra el gobierno legítimo de la II República y el inicio de la Guerra Civil.

Hoy, 18 de julio, se cumplen 80 años del golpe militar contra el gobierno legítimo de la II República y el inicio de la Guerra Civil. El 'alzamiento nacional' sucedió en una época marcada por los totalitarismos, con las referencias de la Italia fascista de Mussolini y la Alemania nazi de Hitler. Tras la Segunda Guerra Mundial y la pacificación de Europa —los españoles, los portugueses y los griegos somos otra historia—, los gobiernos occidentales trabajaron —eso creíamos— para despejar los fantasmas de Europa y construir una sociedad basada en los valores democráticos y la libertad. La realidad parece ser bien distinta. En España lo sabíamos bien. La Guerra Civil, que fue anunciada por los propios dirigentes sublevados como una cruzada de la cristiandad contra el marxismo, la masonería y el liberalismo, nos da una pista: las ideas totalitarias, retrógradas y reaccionarias vuelven a ser protagonistas en la Europa del siglo XXI.

El «¡Viva Cristo Rey!», que fue una de las habituales proclamas del franquismo y de su ideario nacionalcatólico, bien podría traducirse hoy en el «¡Viva Europa, blanca y cristiana!». El racismo y la xenofobia a la que se precipita el pueblo europeo en los últimos años tiene su origen en el rechazo a la inmigración y el miedo —ambos infundados y potenciados con un fin muy determinado— hacia el terrorismo yihadista. La influencia mediática y el devenir catastrofista en el que Occidente se ve inmerso está afectando notablemente la percepción que los europeos tienen del mundo, llegando a límites no percibidos desde la Segunda Guerra Mundial.

Occidente vive una amnesia colectiva, por ejemplo, olvida cómo y qué crímenes se cometieron en nombre de la civilización en la época del imperialismo en los países colonizados. De aquellos fangos, estos lodos. Sólo hace poco más de medio siglo cuando se llevaron a cabo las políticas de descolonización, una descolonización parcial, ya que a la dominación política imperialista le sucedió una humillante dominación económica que continúa a día de hoy. Y no se estudia ni se difunde porque no interesa. Podríamos hacer lo propio con el resto de Asia, de África o, por supuesto, de América Latina. Pero, ¿y si centráramos nuestro interés en la historia reciente de los países de Oriente Próximo y Oriente Medio? Con certeza podríamos deducir que, además de que la pesadilla que vivimos hoy en Europa la están sufriendo desde hace mucho tiempo nuestros hermanos al otro lado del Mediterráneo, el origen está en el orden económico internacional, la geopolítica y los intereses de Occidente en el resto del mundo. Si fuera así y nos preocupáramos de que a través del estudio, la solidaridad y el pacifismo nuestro pueblo tomara conciencia autocrítica, uno dejaría de escuchar y leer la sarta de barbaridades vomitadas hacia el mundo árabe y la sociedad islámica de estos últimos días. Declaraciones y suposiciones escalofriantes que definen el mundo al que nos precipitamos. Ansiábamos una Europa de los Pueblos y vislumbramos una Europa llena de fantasmas, la de un oscuro y lúgubre pasado que nos pisa los talones estrepitosamente.

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