Septuagenarios al poder

De la Torre y Carmena, dos de los alcaldables más veteranos el próximo 26M, demuestran que los designios de las ciudades deberían estar dirigidos por los mejores, los más experimentados, por gente que ponga por delante de todo el interés de quienes confían en su buena mano, no de partidos que solo buscan un 'quítate tú para ponerme yo'

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

De la Torre y Carmena, durante su encuentro en 'El Intermedio', de la Sexta.
De la Torre y Carmena, durante su encuentro en 'El Intermedio', de la Sexta.

La segunda vuelta de las generales ha echado a andar en la pasada medianoche. En 15 días habrá que volver a votar y, según en el sitio en el que se haga, habrá que elegir hasta tres papeletas bien diferenciadas. En Andalucía serán solo dos: municipales y europeas, porque aquí ya tuvimos anticipo de autonómicas en diciembre pasado con un resultado cuyas consecuencias aún se sienten. Algunos dirán que han comenzado las mentiras desde el minuto menos uno de esta nueva campaña, pues ni la campaña comenzó en la pasada medianoche (los actos se adelantan por una vieja tradición promovida por los medios impresos, que necesitan agilizar el cierre y enviar la edición a rotativa en una hora más decente), ni tampoco hubo pegada de carteles en estricto sentido (como mucho, un amago y mucho cartel sujeto por ambas manos para la foto de rigor). Pero lo cierto es que ahí anda de nuevo la clase políticaon fire, en la carretera, prometiendo lo que sabe que no podrá cumplir, y dándose algún codazo que otro para salir en la foto, aunque vayan de reserva en la candidatura. No esperen grandes cambios en los modos y maneras.

Aunque siempre hay excepciones. La otra noche disfruté mucho con un debate-diálogo entre dos de los políticos probablemente más veteranos que concurren en las municipales del próximo 26M y que tienen en común mucho más que su edad. Quizás pudiera pensarse que están en las antípodas ideológicas, pero siempre se ha dicho que en las municipales no importa tanto la ideología y el marketing como la cercanía y el rostro del candidato. O así al menos era antes. Y por eso quizás casi acabaron reconociendo que ninguno de los dos tendría demasiado inconveniente en votar por el otro, a la vista de sus programas y del bagaje acumulado en tantos años de carrera profesional y política. Me refiero a Paco de la Torre, alcalde de Málaga durante los últimos 19 años y aspirante a la reelección por el PP, y a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid en el último mandato y candidata a la reválida por Más Madrid.

https://twitter.com/El_Intermedio/status/1126558299208474625

Superados los 70 años, curados de espanto, fieles a aquello que se dio en llamar el espíritu de consenso de la Transición —que pasaba por superar con el menor trauma y la menor ceguera posible la llegada de la luz solar tras décadas de oscuridad y represión—, sin agobios económicos por tener que garantizarse un puesto de trabajo en la política, y sin ansias de trepar en estructuras partidistas (ya vienen de vuelta de casi todo), ambos participaron en un encuentro en El Intermedio moderado por el periodista Fernando González Gonzo. Y ambos demostraron no solo que la veteranía seguirá siendo un grado por los siglos de los siglos, sino que, aunque muchos viejóvenes arribistas se empeñen, las cosas se pueden hacer de otra manera. Puede haber talento y pueda haber otro talante. Otro discurso es posible y otras formas menos incendiarias también deberían serlo. Ojalá esta fuera la tónica habitual, la de tratarse con respeto en un intercambio lúcido de ideas, la de escuchar más que gritar, la de elogiar más que insultar, la de proponer medidas transformadoras que benefician a todos aunque puedan ser controvertidas y cuesten votos por unos cuantos.

"Creo que la edad es un fenómeno extremadamente útil para lo público porque te da experiencia y te da capacidad de comprensión y escucha, habilidades muy necesarias para la política", aseguraba Manuela Carmena. A lo que Paco de la Torre apuntaba: "La experiencia acumulada te hace valorar las cosas de una manera distinta, más completa, con más capacidad de diálogo y participación".

Personalmente, vistos siempre desde fuera, me caen muy bien tanto De la Torre (76 años) como Carmena (75), y si estuviera empadronado en Málaga o en Madrid es probable (a falta de ver otras alternativas igual de sólidas) que les votase, sin importarme el partido o la agrupación política que representen. Según las encuestas, por cierto, es probable que ambos prolonguen la estancia en sus respectivas alcaldías. Por algo será. El manejo de las ciudades que habitamos debería de ser responsabilidad de los mejores, de los más experimentados, de la gente que sabe poner por delante de todo el interés común, el interés de quienes confían en su buena mano para mejorar su calidad de vida, el entorno en el que residimos.

Igual que cuando hace unos días nació mi hija no me dijo ningún sanitario a qué partido votaba o qué ideología profesaba, sino que solo hubo un empeño de esos grandísimos profesionales de la sanidad pública en que las cosas salieran lo mejor posible, como afortunadamente así fue, me encantaría que alguien íntegro y honesto, que solo busca lo mejor para todos, no solo para sí mismo, condujera la ciudad en la que vivo por la mejor carretera posible hacia un futuro de progreso para nuestras niñas. Y eso, por desgracia, sigue sin tener nada que ver con las luchas cainitas por el poder que se viven dentro de las maquiavélicas estructuras de partidos. Jerarquías donde lo único que importa y se defiende es una supuesta ideología del quítate tú para ponerme yoLa lucha más primitiva e intestina por la supervivencia.

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