Las criaturitas

Paco_Sanchez_Mugica.jpg.200x200_q100_box-190,0,950,760_crop_detail

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

javierfergo_cabalgata_30.jpg
javierfergo_cabalgata_30.jpg

Esos padres olvidan que en el pasado ellos también se quedaron alguna vez sin cabalgata por estas mismas circunstancias o incluso salieron a la calle a disfrutar de los desfiles con los paraguas bocabajo para coger más caramelos. Y no les ha pasado absolutamente nada.

El locutor, humorista y chirigotero José Guerrero Yuyu dio con la clave con un certero tuit en el que le bastaron unos cuantos caracteres para dictar sentencia: “La Fiestas de Reyes Magos han pasado de ser el niño que fuimos a el adulto que queremos que el niño sea”. La atinada frase ha venido al caso ante el clamor de muchas madres y padres en las redes sociales exigiendo a los ayuntamientos que adelanten al jueves, 4 de enero, las cabalgatas de Reyes en sus municipios ante las previsiones de lluvias para el viernes. En la provincia, Cádiz o Jerez se han mantenido firmes y no han sucumbido a la presión, aunque sí han adelantado el festejo unas horas para esquivar en parte las precipitaciones.

Los padres y madres que aluden a la desilusión que vivirán sus hijos si finalmente las cabalgatas previstas no pueden celebrarse el viernes, olvidan que en el pasado ellos también se quedaron alguna vez sin cabalgata por estas mismas circunstancias o incluso salieron a la calle a disfrutar de los desfiles con los paraguas bocabajo para coger más caramelos (una práctica, eso sí, nada recomendable por peligrosa). Sobrevivieron a todos esos traumas y han podido, en teoría, seguir haciendo vida normal, sin mayores problemas. De hecho, demuestran que siguen (seguimos) creyendo a pies juntillas en esta gran ilusión que es la noche del 5 de enero.

La velocidad con que se suceden las noticias (y las opiniones, sean del pelaje que sean) y la psicosis por sobreproteger a los menores ante cualquier frustración o amenaza por nimia que sea, nos ha llevado de lleno al segundo capítulo de la cuarta temporada de la exitosa serie británica Black Mirror, recién estrenada en Netflix, donde una ultraprotectora madre llega a implantar un chip en el cerebro de su hija que le permite controlar absolutamente todos sus movimientos y pixelar todo aquello que pueda alterar o desagradar a su pequeña (desde el ladrido de un perro hasta ver su propia sangre). Las consecuencias (alerta spoiler), como puede imaginarse, son fatales. El capítulo, que no deja de ser una hipérbole de hasta dónde estamos llegando en esta sociedad hipermediatizada y cada vez más enferma, parece que cobra más fuerza aún ante la locura colectiva desatada por las exigencias de adelantos de las cabalgatas debido a la amenaza de lluvia. 

El argumento peregrino que se ofrece para secundar la medida del adelanto de la procesión ‘real’ es que hay que proteger la ilusión de los niños manteniendo sea como sea este desfile, aunque sea un día antes de la noche de Reyes, rompiendo toda tradición (esos mismos que, probablemente, luego se encargarán de defenderlas cerrilmente ante cualquier ‘alteración’); olvidando que el objetivo de la cabalgata ya se ha cumplido —recaudar y entregar juguetes a niños y niñas que, lamentablemente, no podrán recibirlos por falta de recursos—; y, sobre todo, olvidando, claro, que no habrá mayor desilusión para el conjunto de los pequeños que ver pasar por las calles de sus ciudades a los Reyes Magos sin que a la mañana siguiente dejen juguete alguno en sus casas, pese a haberse zampado la leche y las galletas. 

Por si fuera poco, luego está aquel que raja por todo (hater lo llaman) y, haga lo que haga su ayuntamiento o vecino de escalera, censurará esta decisión por parecerle una catástrofe. Dicho de otro modo, y como también ha resumido de forma muy atinada el Yuyu de Cádiz en su cuenta de Twitter, “que la Cabalgata de Reyes sale un día antes... malo. Que sale un día después... malo. Que sale en su día... malo. Que hay Cabalgata… malo. Que no hay… malo. Pues sí señor, así somos, criaturitas”.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído