El Danubio no es azul

'Papel' y 'El juego del calamar', dos historias sobre la degradación humana en una época líquida y salvajemente despiadada. Una novela española como 'thriller' periodístico y una serie surcoreana que conectan en el dolor y la esperanza

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Protagonistas de 'El juego del calamar', el fenómeno de la temporada en Netflix.
Protagonistas de 'El juego del calamar', el fenómeno de la temporada en Netflix.

Acabo de terminar a la par una serie y un libro que me han dejado sensación de esperanza y desasosiego a partes iguales. Lo primero ha sido Papel, la última novela (¿ensayo?) del periodista Jesús Ruiz Mantilla. Un veterano de guerra que no solo forma parte de la plantilla de El País, sino que traza evidentes paralelismos entre lo que describe en su libro —me encantaría preguntarle si pensaba en Cebrián cuando tecleaba Cimarro en sus páginas, aunque pienso que es evidente— con las convulsiones que han sacudido a uno de los principales medios españoles desde la crisis financiera de 2008. Recesión que en el caso de la prensa se sumó a la ya de por sí compleja situación en el sector provocada por la reconversión digital y la caída de los ingresos publicitarios, controlados ahora en buena parte por las tecnológicas.

La serie ha sido, quizás lo imaginen, El juego del calamar, el gran fenómeno de la temporada en Netflix procedente de Corea del Sur. Nueve capítulos que contienen un, a ratos, asfixiante discurso contra el neoliberalismo más despiadado y la barbarie de una sociedad narcisista, infantilizada y ultracompetitiva resignada (en principio) a no poder salir de esos círculos del infierno que dibujara Dante (al que por cierto recurre también Ruiz Mantilla). 

Con el periodista santanderino, también fiel relator en su narración de este momento líquido que vivimos-sufrimos, me he recreado en pasajes rebosantes de tensión como el del hipotético atentado yihadista en Madrid, he imaginado chismes de redacción, he profundizado en la nostalgia de un tiempo que ya se fue —curiosamente este libro coincide con la triste noticia de despidos de viejos conocidos en redacciones muy cercanas— y me ha dado pavor creer que realmente hay laboratorios como el de Santiago Análisis, dedicados a crear, con legiones de mileniales enfrascados en sus pantallas, cientos y cientos de todo tipo de bulos a la carta.

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Cubierta de 'Papel' y un retrato de Ruiz Mantilla.

Lo que cuenta en las páginas de este thriller periodístico ha cobrado forma al leer la noticia de que Facebook (Meta) ha suspendido casi un millar de perfiles falsos dirigidos por el Gobierno de Nicaragua. Lo bueno ha sido quedarme para siempre con una frase que, no por familiar, sigue teniendo, al menos para mí, toda la vigencia de este oficio: ante la duda, periodismo.

Con la serie de Hwang Dong-hyuk, digno sucesor de la poesía de Kim Ki-duk (Hierro 3) y del tenebroso y crudo universo de Bong Joon-ho (Parásitos), no solo me ha pasado lo que hacía mucho que no me pasaba con una serie, me la he bebido, sino que la he temido y sufrido con excitante angustia cada vez que sonaba el vals de Strauss como antesala (el eterno retorno del año nuevo) de cada macabro juego infantil. El Danubio azul se escribió para un río de color verde plateado y, por eso mismo, las contradicciones mismas de la existencia lleven a pensar que, como la vida imita al arte, aún estemos a tiempo de escribir un final con un color diferente para tan oscuras historias que nos rodean. El juego del calamar tendrá segunda temporada, pero de momento quedémonos en que, aunque sea después de tanto trauma y sufrimiento, en el último minuto, siempre hay un resquicio para la humanidad y la dignidad del hombre frente a lo perverso de la época (y del algoritmo).

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