Hermanos Remendaos, La Martina, Alonso Méndez... los 'pescaeros' de La Plaza, en desescalada

El mercado central de abastos de Jerez, que cumple 125 años este 2020, renace de sus cenizas tras dos meses aciago. La nave del pescado representa la 'nueva normalidad'

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

El pescado y la 'Plaza' vuelven a la vida. FOTO: MANU GARCÍA
El pescado y la 'Plaza' vuelven a la vida. FOTO: MANU GARCÍA

El mercado central de abastos de Jerez, la popular Plaza, cumple 125 años este 2020. Uno de los mercados más antiguos de España y el verdadero latido de la vida en la ciudad. En plena desescalada, la nave central del pescado, el icono y el gran emblema de este monumento del centro de Jerez, ya está madrugando casi en su totalidad. El puesto de los hermanos Remendao, el del Cuevas, el de Alonso Méndez, el del Chaqueta, el de La Martina... todos se llenan de hielo cada mañana y de género fresco. Y también de geles hidroalcohólicos y mascarillas. Es la nueva normalidad de un mercado y de unos detallistas que ya vivieron la pandemia de 1918.

Un pasillo de la nave del pescado. FOTO: MANU GARCÍA

El mercado central de abastos de Jerez se termina de construir casi a finales del siglo XIX, en 1895. Costó 4 millones de reales (unos 180.000 euros) y fue diseñado por el arquitecto municipal José Esteve. Es una maravilla pasear por sus naves, entrar por la zona de Doña Blanca, y ver los puestos de recova, los de especias... O entrar por la puerta de más adelante, donde cae una tromba a mediodía de este jueves de Feria del Caballo, pero desde la que huele a chicharrones y pijotas. "No veas la que ha caído, por ahí no pasaba ni Aquaman", le decía un joven de los recados a un pescadero senior. Jesús Cuevas, un sanluqueño que abre los ojos cada mañana en su tierra natal y se despereza bien temprano en Jerez.

Te llevas cañaíllas, rape y almejas, y te despacha con arte y con una sonrisa. "Cascarada, no?", te pregunta. Atónito, le dices que no entiendes. Y te replica: "Como las caceroladas, pero con cáscaras, no?". Y caes en que le has pedido cañaíllas y almejas. En la nave del pescado vas a comprar género y te llevas anécdotas. Bromas al pasar, bromas al atenderte, bromas al cobrarte. La esencia de la Plaza te impregna y es gracias a sus gentes, no ya ni a su producto, que es de primera. Cuando sales de la compra piensas siempre en algo gracioso que te ha ocurrido, en alguna reflexión del pueblo más certera y con sentido común que la de cualquier político de tres al cuarto. El mercado es el foro, el órgano decisivo de la anatomía del centro de la ciudad. Vale, también te marchas a veces pensando en: ¿me habrá querido dar coba Fulanito?

Pero en verdad, te compensa que alguna vez te hayan dado gato por liebre en este zoco de artesanías, de materias primas, de la tierra de Jerez. ¿No te engañan al final en cualquier mercado de cualquier cadena nacional o multinacional? Son técnicas de mercadotecnia. Al menos, estas tan humildes y tan nuestras, bien merecen nuevas oportunidades. Decía que la nave del pescado tiene ya a disposición de sus clientes pescados increíbles a la venta. Tras dos meses aciagos, ya están casi todos los puestos abiertos. Hay muchos que están cerrados, pero eso viene de hace ya mucho. Demasiado. El Ayuntamiento debe reflotar este mercado de ensueño, ponerlo al nivel que están otros mercados de España. Y ayudar a que el mercado no solo no se quede atrás, sino que salte al futuro que es presente. Necesitan ayuda, que estemos más cerca que nunca. Como cuando íbamos de chico y alguien nos daba desde el otro lado del mostrador del puesto una fresa. "¿Anda que no está dulce, eh?". Y se te graba en la memoria que era al sitio al que te llevaba tu abuela, luego tu madre, y hoy llevas a tu hija. La Plaza, por favor. No se la pierdan en las salidas esenciales de esta nueva normalidad.

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