Aterrizaje de emergencia para reabrir el Callejón de los Bolos: pena, penita, pena

De anunciarse como un nuevo Centro de Arte Contemporáneo para Jerez, el equipamiento reabrirá tras diez años clausurado como una prolongación de la Casa de la Juventud, otra prueba de lo poco que ha importado la cultura en la última década en la ciudad

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Aterrizaje de emergencia para reabrir el Callejón de los Bolos: pena, penita, pena. Visita a las obras de rehabilitación ya finalizadas.
Aterrizaje de emergencia para reabrir el Callejón de los Bolos: pena, penita, pena. Visita a las obras de rehabilitación ya finalizadas.

Salvo honrosas excepciones, procedentes de la iniciativa de los socios a la izquierda del PSOE de Jerez, la gestión de la cultura en los últimos ocho años ha sido una nadería terrible en la ciudad. No solo ha habido un continuismo pavoroso, sino que lo poquito que se ha iniciado ha sido a golpe de improvisación y una indisimulada dejadez por sacar al municipio del socorrido sota, caballo y rey que le acompaña en estas lides.

Cero transformación, cero capacidad y audacia para abrir nuevos horizontes culturales (y generar nuevos públicos, salvo, como se ha dicho, contadas excepciones) y solo un reguero de nuevos números rojos apuntando a la plaza Romero Martínez, sede de Fundarte y del Villamarta.

Por lo demás, fiascos, incluyendo ese limbo de Tartesia, utopía de que Jerez sea designada Capital Europea de la Cultura en 2031. Como si estas designaciones fueran por decreto y no por estricto orden de llegada de proyectos verdaderamente serios y bien trabajados y planificados, cosa que ya casi todos los promotores saben que está muy lejos de haber sucedido. Veremos si hay giros de guion en el próximo mandato que inviten al optimismo. La cultura, gobierne quien gobierne, se defiende.

Y como no abren las bibliotecas en horarios competitivos y no hay suficiente con la Casa de la Juventud, el gobierno de Jerez, en las postrimerías del mandato, improvisa con el Callejón de los Bolos, después de más de una década cerrado y que va a reabrir tras una intervención con fondos europeos. Y reabrirá no como ese Centro de Arte Contemporáneo para Jerez que se prometió una y otra vez, y que se negoció con los socios de investidura —IU, en este caso—, sino que reabrirá como una simple y llana sala para que los adolescentes echen el rato. Unas plantas y unas mesitas Lack de Ikea y vámonos que nos vamos. 

Las obras de rehabilitación y consolidación estructural del Callejón de los Bolos, proyecto presentado durante el anterior mandato e incluido en los fondos europeos de la Edusi, dieron comienzo en 2020 y han contado con un presupuesto de casi 300.000 euros. Ahora, ha anunciado la alcaldesa Mamen Sánchez, será "un punto de encuentro para los jóvenes que quieran desarrollar actividades creativas y de dinamización, y así, dar cabida a nuevas expresiones artísticas o formativas. También incluirá una zona de encuentro y convivencia para adolescentes y realizar actividades lúdicas".

Este nuevo espacio joven también incluirá "una zona de encuentro y convivencia para adolescentes de entre 12 y 17 años, donde podrán reunirse con amigos o realizar actividades lúdicas". ¿Para todo esto no estaba ya la Sala Paúl? ¿No hay más dependencias municipales para esos objetivos, antes que perder la oportunidad de resucitar el añorado Callejón de los Bolos dándole el uso que teóricamente se había planificado? ¿O es que, en realidad, no había nada planificado? Ya que estamos en el ya cansino Año de Lola, otra pena, penita, pena.

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