psoe.jpeg
psoe.jpeg

Hoy vemos una gran contradicción en partidos políticos con orígenes asamblearios y obreros. La voluntad de sus élites de imponer la democracia representativa, rompe con la tradición de toma de decisiones por consenso.

En arquitectura se denomina cimiento al grupo de elementos que soportan la estructura. La estabilidad de una edificación depende en gran medida de estos elementos, que poseen el papel de sustento de cualquier edificio. En ciencia política las bases son el grupo o rol social que se encuentra en la zona más baja de la estructura. Son los más cercanos a la comunidad, y en la teoría organizacional se caracterizan como los elementos con menos poder de decisión. Sin embargo, en los partidos políticos y movimientos sociales aunque deben ser considerados uno de los ejes más importantes de sus actividades, en la actualidad política, se les intenta dar un papel secundario o simbólico a la dirigencia, ya que las decisiones de peso y hasta su ejecución estarían a cargo de las estructuras superiores de poder.

Hoy vemos una gran contradicción en partidos políticos con orígenes asamblearios y obreros, ya que la voluntad de sus élites de imponer la democracia representativa, rompe con la tradición social de toma de decisiones por consenso o mayoritarias dadas en los Siglos XIX y XX. Esto origina una separación ideológica y física con  sus  bases, las cuales desean participar directamente en la toma de decisiones, pero se les impide ese derecho viéndose relegadas a un mero papel secundario. Este alejamiento en la toma de decisiones se acompaña de un enfado generalizado dado por el abuso de poder resultante de aprovechar un puesto de representante para obtener beneficios personales, lo que llevado al extremo puede llevar a la cleptocracia, o a una situación más cotidiana y cercana lamentablemente a nosotros como es el nepotismo, enchufismos o el clientelismo político que observamos en la administración pública actual.

La duda es, ¿hacia dónde vamos? Si fuera por las élites políticas de este país, la doctrina del despotismo ilustrado, "todo para el pueblo pero sin el pueblo" definirían probablemente su intento de subsistencia. Unas bases tuteladas y sin poder de decisión, a las que se les niega la intervención en asuntos de importancia, y a las que se le dan "herramientas" de decisión directa (primarias), las cuales son posteriormente anuladas por "órganos de control" (ejecutiva federal) manejados por esas élites que pretenden ser alejadas del poder absoluto por las bases.

Recuerdo cuando era pequeño y jugaba a la pelota en el antiguo “barrio viejo”, ahora conocido como “parque de la Plata”. Había un chico, Eduardo. Eduardo era el dueño del balón. Eduardo ponía las reglas del juego, Eduardo era jugador y árbitro. Era gol cuando Eduardo decía que era gol...Y si se le marcaba en contra de Eduardo... eso no valía. Así me siento hoy, así nos sentimos las bases de izquierda de este país. Usadas, engañadas y ninguneadas. Dirigidas por una "elite" muy corta de miras, cuyo encelo por subsistir en el poder no les hace ver más allá de su sillón. Ese alejamiento de las bases, son el causante de que muchas de esas bases se fragmentaran creando otras siglas.

Cuando escucho a esos profesionales de la política decir eso de elegidme a mí… “Yo estoy acostumbrada a ganar”, me dejan ver su “ignorancia consciente” de que lo único que quieren es permanecer arriba, manteniendo el poder y su status quo sea como sea. Me recuerda a aquello que decía Eduardo, “¿para que queréis otro balón?… si tenemos el mío”.Al principio todos querían ser amigos de Eduardo, ya que todos querían jugar. Todos le peloteaban por estar cerca del poder… pero la gran mayoría se aburrió. La pandilla se dio cuenta que Eduardo no era justo y aprovechaba su rol para imponer sus normas y afianzar su poder en detrimento de los demás. Él no era consciente de que uno solo no puede jugar un partido de futbol, pero los demás tampoco. Hasta que llego el día en que se dieron cuenta, y esa dependencia de Eduardo acabó cuando los demás se unieron para comprar otro balón.

Hasta que el PSOE no vuelva a acercarse a sus bases, esos 5 millones de votos que se marcharon, no volverán a permitirnos ganar. Ya que cuando las bases se activan, el PSOE gana, y el país gana. Las bases tienen la capacidad de conseguir mil y un balones. Y eso se nota en la vuelta de la ilusión de militantes que habían perdido el ánimo y las ganas de luchar por un proyecto socialista. Ahora vuelvo a ver la alegría de compañeros que se marcharon, ahora yo vuelvo a estar alegre.

En mi barrio, aún corre el rumor entre amigos de la época, de que hay días en los que algunos ven a Eduardo, con muchos más años y canas, jugando solo con la pelota en el parque. No preocuparos ni tengáis pena de él... Susana pronto jugara contigo Eduardo, muy pronto. Yo siempre lo dije: “En el fondo, no eran malos chicos…”.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído