La doble moral sobre el cuerpo femenino

Paco_Sanchez_Mugica.jpg.200x200_q100_box-190,0,950,760_crop_detail

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

rupi_kaur_menstruacion.jpeg
rupi_kaur_menstruacion.jpeg

En marzo del año pasado, la artista paquistaní Rupi Kaur subió a su cuenta de Instagram una fotografía que formaba parte de su proyecto Período, en el que se retrataba a sí misma durante varios momentos de su menstruación. La subió con un objetivo claro: probar y denunciar la censura a la que las redes sociales, en especial Instagram, somete a las mujeres en según qué determinados casos. Efectivamente, la imagen fue borrada por, señala El Confidencial, “violar la política de la empresa”. Kaur contestó así: "(…) No me disculparé por no seguir alimentando el ego y el orgullo de una sociedad misógina que acepta mi cuerpo en ropa interior pero no está de acuerdo con una pequeña mancha, cuando sus páginas están llenas de incontables fotos/cuentas donde las mujeres (muchas de ellas menores) son cosificadas, “pornificadas” y tratadas como menos que humanos".

Ante la presión mediática y el éxito que la acción y la respuesta de la artista tuvieron en las redes sociales, Instagram pidió disculpas a Kaur y le permitió colgar las fotografías. En teoría, a finales del mes de abril la red social, ante su creciente popularidad, decidió revisar su política de contenidos y estableció que no se admitiría la desnudez en Instagram, “ni genitales, ni nalgas desnudas”, pero sí el desnudo artístico. En la práctica no es así y la red social lleva a cabo una censura “selectiva”.

Hace sólo unos meses, la hermana de una amiga, artista también, lo sufrió en sus propias carnes. Subió una foto a la misma red social en la que mostraba un pezón (un solo pezón, en una fotografía artística) y no sólo le eliminaron la fotografía, sino que le cerraron su cuenta, una cuenta que empleaba para mostrar su trabajo, sus fotos, sus dibujos. 

El problema de todo esto, obviamente, no es el desnudo en sí; es el “unos desnudos sí, otros no”. Mientras tanto, muchas cuentas animan a las seguidoras a enviar sus propias fotos, en las que reciben comentarios ofensivos y machistas y en las que aparecen y son tratadas como poco menos que un trozo de carne.

La red social no actúa al respecto, pero sí eliminó en julio del año pasado, por poner un ejemplo, la fotografía de una chica norteamericana con sobrepeso en la que salía en ropa interior, otra vez por “incumplir la política de la empresa”. 

Instagram está llena de fotografías de modelos que suben fotografías en ropa interior o en traje de baño, que muestran su trabajo. También hay chicos y chicas que suben fotos así en sus cuentas personales. El feminismo al fin y al cabo es eso, que cada una pueda hacer con su cuerpo lo que quiera,  y también libera a los hombres en ese aspecto. 

Lo que asusta sobre todo es que las chicas acepten y tomen como cumplidos algo como “si te cojo te rompo” o “menuda puta”, y que Instagram no actúe ante esas cuentas. Lo que da miedo es que, después de todo, sigamos echando piedras contra nuestro propio tejado.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído