Entre dos y veinte veces, así respira nuestra cabeza, unas veces por caridad, otras por necesidad o deseo. Mentir es respirar, pero un respirar distinto para los que mienten por vivir o los que engañan para el maltrato de quien sobrevivir intenta. Hemos tocado el fondo, aunque viene de muy atrás.
Las actuales investigaciones determinan que la mentira forma parte de la naturaleza social, aunque la Filosofía viene estableciendo desde hace siglos que no todas las mentiras son iguales a la hora de valorarlas. No son iguales por su motivación y no son iguales por sus consecuencias, lo que también el Derecho ha aceptado regular de modo diferenciado. Mentir, mienten los monos, mienten los cerdos, mienten algunos pájaros africanos y mienten los seres humanos a partir de los seis años. Está en el concurso social. El problema no está en el hecho de mentir sino en cómo se valoran las determinadas mentiras una vez descubiertas. Ya no producen el descrédito social ni moral del mentiroso. Seguramente este es el extremo más perverso del relativismo ético. Seguramente se aceptan ya las mentiras, todas las mentiras, porque se acepta lo que Nietzsche temía: “la guerra de todos contra todos”.
En el caso español el hecho religioso católico añade un elemento singular y pernicioso: el perdón de la mentira a través de la confesión de su pecador y la correspondiente penitencia impuesta por el cura de turno. No olvidaré nunca aquella explicación sobre la difamación que buscaba el perdón y difamar se comparaba con el hecho de haber desplumado a un pavo: su perdón solo cabría una vez que cada pluma hubiera regresado al lugar del que se había arrancado.
En la actualidad política española, la mentira y la difamación están jugando un papel fundamental a favor de las elites más oscuras, más neoliberales, más avariciosas del dinero y del Poder que traiga más dinero. Se trata de acumular y de impedir el acceso a lo necesario para poder vivir, pagar el alquiler, las facturas y la cuenta del supermercado. Es en esta batalla donde más claramente hay que ver la diferencia entre derecha e izquierda, y no en el color de la propaganda electoral o en el empeño en decir cosas que luego no son.
Pongamos el ejemplo de la reforma laboral. El PSOE prometió derogarla para alcanzar el Poder. Una vez en el Poder argumentó que antes de derogarla habría que estudiarla correctamente. Bien, el PSOE habría mentido cuando al afirmar que la derogaría dejó claro ante los ciudadanos que conocía la Ley y que porque la conocía la derogaría, ya que luego afirmó que debía estudiarla, lo que probaba que no la conocía. La Ley de la reforma laboral sigue en vigor con el PSOE en el Gobierno. Mintió para ayudarse del deseo de un sector de la ciudadanía del que obtuvo el voto, voto que una vez entregado ya no puede volver atrás para así des-elegir al que fue elegido con una mentira.
En el vídeo que ustedes mismos pueden ver y escuchar, ¿Sánchez Castejón tiene un doble o es la misma persona con opiniones absolutamente contrarias? Opiniones de izquierda cuando se presenta a las elecciones y acciones de derechas cuando ocupa el Gobierno.
La Ley que iba a restituir la sanidad universal continúa excluyendo. El PSOE ha seguido un discurso y unos actos semejantes a los de Salvini, dejando a su suerte a un barco de bandera española, el Open Arms, en contraste con la política que ahora comprobamos electoralista con el Acuarius. Las cuchillas concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla siguen en su lugar. La financiación de la escuela concertada ascendió en 7 de 8 comunidades autónomas gobernadas por el PSOE, en detrimento de la escuela pública. Los privilegios de la Iglesia de Roma siguen intocados e intocables, así como sus inmatriculaciones de todo tipo de propiedades públicas y su preeminencia en esa educación concertada que el PSOE sigue favoreciendo con claridad.
La geometría variable consiste en vestirse con las ropas de Unidas Podemos para los derechos civiles, y ganar el marchamo de izquierda con su compañía solo instrumental, pero apoyarse en las derechas a la derecha del PSOE para todas las cuestiones económicas y las políticas de Estado. Recuerden la reforma constitucional del art. 135, la aplicación del art. 155 o el rechazo a las comisiones de investigación sobre los audios de Corinao sobre las cloacas del Estado. La prometida derogación de la Ley mordaza pasa ahora a “substitución” por otra Ley de seguridad ciudadana. No hace falta recordar la Ley de la patada en la puerta del ministro Sr. Corcuera.
Ministras de Defensa tienen los cristianodemócratas alemanes y los socialdemócratas españoles, así como el propio PP. Los derechos de los homosexuales los garantizan igual la CDU alemana que los del PSOE, incluido el matrimonio homosexual.
Las Leyes de contratos laborales siguen las mismas tendencias, las del minijobconservador alemán y los derechos laborales de los trabajadores fijos siguen siendo más elevados en Alemania por la histórica fuerza de sus sindicatos, aunque la agresión contra esos derechos continúa para desactivarlos. El prometido impuesto a la banca se cayó del programa del PSOE. España sigue a la cabeza de los países sin limitación de los precios impagables del alquiler y en las 370 propuestas últimas nada se dice de cómo se pondrá límite a los alquileres abusivos; solo se habla de poner límite a los abusos, cosa que suena muy de izquierdas. Los ecologistas que fueron convocados en la escenificación de una sociedad civil que se reunía con Pedro Sánchez se quejan de que la inmensa mayoría de sus propuestas no han sido escuchadas, algo muy semejante a lo que en Alemania vemos con los cristianoconservadores de la CDU, que solo actúan por la presión de Los Verdes que han ganado una enorme reputación social y electoral, hasta el punto de hablarse de que son la nueva socialdemocracia.
La conclusión no puede ser más preocupante. La derecha civilizada española, la homologable en Europa, estaría representada por el PSOE, que también ha sido correa de transmisión de las políticas económicas y sociales de la conservadora Sra. Merkel para toda Europa.


