La Inmaculada Constitución

Tan perfecta ella, tan sin mácula ni tacha que todos se sulfuran cuando se insinúa hacerle alguna pequeña mejora

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Escritora y analista social.

La Constitución española.
La Constitución española.

Ya se celebró el día de la Inmaculada Constitución: tan perfecta ella, tan sin mácula ni tacha que todos se sulfuran cuando se insinúa hacerle alguna pequeña mejora. Bien, dejémosla como está y cumplámosla. Esta era la petición más común que escuchaba en la clase de neolectoras cuando se realizaban actividades en torno a artículos relativos a nuestra vida cotidiana: 

Como el derecho a una vivienda digna, picoteado por los fondos buitre, actualmente llamados con todo respeto fondos financieros —¿por qué?—, y ninguneado por los sucesivos gobiernos con evidentes consecuencias en hipotecas y alquileres.

O el derecho a una salud protegida, cada vez más hundida en el entramado de intereses económicos ajenos al cuidado de la misma.

Y a una enseñanza básica y gratuita, y porque se les olvidó añadir “de calidad” andamos bregando en nuestra tierra con unas ratios antipedagógicas y una lluvia de burocracia inútil.  Aparte, por arte de birlibirloque desaparecen unidades en centros públicos y aparecen en los concertados. El asunto tiene miga.

En fin, que se la está manoseando tanto que de limpita e inmaculada poco a base de intereses que nada tienen que ver con el bienestar de los ciudadanos.

Pero hubo un día, hace unos pocos años, que el asombro y la sorpresa marcaron la celebración constitucional en el variopinto grupo de Secundaria de Adultos. Coincidía la celebración del día de la Constitución con el estudio en Sociales de la Constitución de 1812. Pensando en establecer una comparativa entre las dos, una de las preguntas que hice al alumnado sobre la constitución actual fue si España era un país católico: Sí. Contestación unánime, así, sin más. ¿Viene en la Constitución? Respuesta: Sí, ¿no? Aclaro: En la nuestra actual, no en la de 1812. Revuelo de apuntes y exclamación: ¡No! Después comenzaron las preguntas: ¿Entonces por qué se da religión en los colegios? Y la clase de Sociales se convirtió en un hervidero de dudas y noticias que alguna vez habían oído: 

Hubo que explicar lo que era el IBI y por qué la Iglesia no lo paga. Y lo de las inmatriculaciones. Eso no tenía mucha explicación según ellos: tenían mucha cara y punto.

Dar una idea sobre el Concordato con la Santa Sede y no les cuadraba con lo de que no éramos un país católico: Pero entonces, si no somos un país católico ¿por qué tenemos  obligaciones con la Iglesia? No se aclaraban, no. Yo tampoco, eso iba más allá de unas buenas relaciones diplomáticas.

Lo de la pediatría... Pederastia, tío. Vale, colega, eso de que hay curas que le han metido mano a chiquillos... Yo me he enterado de que hay obispos que los cambian de iglesia y ya está... Jo, para que le metan mano a otros chiquillos diferentes. ¿Y por ser curas no van a la cárcel? Porque eso son abusos y violaciones... Pero se tapan unos a otros... ¿Pues no dice la Constitución que todos somos iguales ante la ley? Entonces qué pasa ¿somos o no somos una democracia?

Y no paró ahí la cosa, el tema se desbordó y salió a relucir por qué las mujeres no podían ser curas u obispos o papas y por qué los curas no se podían casar y los de la iglesia evangélica sí, y el morro que tenía la Iglesia porque cobraba por visitar algunas catedrales ¡y luego dicen que las iglesias son la casa de Dios! En fin, que aquello se tornó más una clase de Religión que de Sociales, aunque hacía un rato que habían prescindido de mí y debatían entre ellos.

 La clase terminó sin que quedara claro cómo era posible que la Constitución dijera una cosa y en la práctica fuera otra, porque como decía una chica muy seria: Si somos un país democrático, a ver por qué se le consienten cosas que a nosotros no. Incluso hubo un chico que se preguntaba mientras guardaba su cuaderno cómo era posible que hubiera crecido creyendo que ser católico era “obligatorio”. Me apunté mentalmente que cuando llegáramos al siglo XX les tenía que explicar con detalle lo que era el nacionalcatolicismo y un par de cosas más, a ver si así se orientaban mejor. Pero ya se haría, se acercaba la evaluación y las vacaciones de Navidad. Mira, eso no lo hemos comentado, las vacaciones escolares no se rigen por criterios pedagógicos sino por festividades católicas. 

Cómo de una comparativa con la constitución de 1812 llegamos a esto... Pues... hasta cierto punto se comprende el enredo, ya que esta reza en su artículo 12: “La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, […] La Nación la protege por leyes sabias y justas, [...]” Claro, que de esto hace algo más de dos siglos... Sin embargo, a veces la realidad parece que le da la razón.

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Comentarios (3)

Jesús Hace 1 año
La Constitución española es respetuosa con todas las religiones. Especialmente con la Iglesia Católica, como religión mayoritaria en España, así lo reconoce en el artículo 16 de la Constitución de 1978. No es una religión laicista, enfrentada con la religión de cualquier ciudadano español que tiene derecho a elegir en su vida la que quiera, o a no tener ninguna. La clase de religión está amparada en el artículo 27, que trata sobre la educación, expresa en dos apartados de este a
Jesús Hace 1 año
Acabo de hacer un comentario, y no se ha guardado. ¿Es un timo esto de los comentarios?
Enrique Hace 1 año
En la actual Constitución está el artículo 16 que plantea en tres apartados aceptar las religiones y tratarlas con respeto, especialmente la religión católica, que aunque no se diga muy fuerte, es la de la mayoría de los españoles. También en el artículo que habla sobre la educación se dice expresamente que la educación debe ser integral, y respetar los criterios y valores de los padres. Aquí se basa el derecho a la clase de la religión, además de los famosos acuerdos Iglesia Est
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