Hispanodecadencia

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Al menos en el Siglo de Oro la decadencia fue el caldo de cultivo de una explosión de genios como Quevedo y su archienemigo Góngora.

El 12 de octubre fue el Día de la Hispanidad y la cuestión más relevante que leí en las denostadas redes sociales y entre los agentes políticos no fue la necesidad de bajar el paro, acabar con la telebasura o mejorar el sistema educativo. Qué gilipollez comparada con el hecho de que estábamos celebrando una jornada para reafirmar la esencia de ser español —para unos— o la masacre indígena perpetrada a raíz del descubrimiento de América, para otros. Así que quitar la estatua de Colón del paseo de la Rambla barcelonés —como si fuera la de Sadam Hussein o un busto de Hitler— fue la quintaesencia del debate el 12 de octubre, lo que tristemente cada año es más habitual. O colocar la bandera indígena en el Ayuntamiento de Madrid. Y me pregunto cómo vamos a olvidar los muertos de las Españas fratricidas del 36 si no somos capaces de hacerlo con los de hace más de medio milenio.

No sé qué hacíamos aquí en Jerez dos días antes celebrando, si nos ponemos tontos, la efeméride de nuestro patrón, que se hizo famoso reconquistando la ciudad y expulsando moros. Y digo yo que alguno caería bajo el acero cristiano. Pero puestos a ver absurdeces, y ya que hablamos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado —al fin y al cabo era el día de la Benemérita—, no sé que hacían las instituciones entre ambas festividades colocando la primera piedra de la Comisaría de la Policía Nacional, cuando todavía no ha entrado ni la Local en el edificio contiguo, al que le faltan poco más que los muebles.

En fin, que hablando de piedras y de Hispanidad, se me vino a la cabeza la celebérrima frase de Quevedo: "Miré los muros de esta patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados”. Al menos en el Siglo de Oro la decadencia fue el caldo de cultivo de una explosión de genios como el citado poeta madrileño y su archienemigo Góngora, Cervantes, Velázquez o Lope, entre otros. Me temo que en el siglo XX no vamos a tener tanta suerte. 

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