'Lucha por tus sueños' no puede estar escrito en letras pastel, y mucho menos puede decírtelo un despertador con ojos. Tiene que estar escrito en letras rojas, tatuadas en la frente del diablo.
Es innegable que las técnicas de coaching y liderazgo son muy útiles para las empresas. Hay algunas que tienen especialistas en nómina que ciertamente hacen un gran trabajo. El problema viene cuando empiezan a sumarse al carro gente que no tiene ni idea y haciendo un cursito de un mes, te dan lecciones de superación y motivación. Pasa siempre que hay una tendencia de potencial negocio en la sociedad: pasó con los agentes inmobiliarios durante la burbuja y está pasando con los santeros de la homeopatía. Santeros, sí.
Hay cientos de gurús de la motivación que van predicando su discurso vacío del esfuerzo y la consecución de objetivos. Digo discurso vacío, porque, aunque existan expertos capaces de sacar lo mejor de ti y arengar a las masas hasta lo imposible, también hay otros que tiran de manual y frasecitas manidas. Los seguidores de esta filosofía inundan sus perfiles en redes sociales de composiciones literarias de lo más genérico. Es curioso, y no quiero insinuar nada, que la mayoría de esos seguidores están relacionados directamente con el esfuerzo físico y casi nada con el mental. Se enfundan unas mallas de runner o de ciclista y se pasan la mitad del recorrido haciéndose fotos, para luego colgarlas en Facebook y acompañarlas de pequeños aforismos insulsos: 'El límite es el cielo', 'El camino del guerrero es el más duro', 'Cada paso más lejos', total, un despropósito.
El summum de esta práctica son las frases amigables que estampan en tazas, camisetas, mochilas... en todo lo estampable. Como las tazas esas, muy estampables contra la pared. Todas están redactadas en una tipografía desenfadada y acompañadas de un dibujo casi esquemático: cualquier objeto con ojos, generalmente un café, una tostada o un limón. Apuntan un poco más bajo que las de sport life. Te animan a levantarte de la cama y a ir a trabajar. Como si necesitáramos un empujón extra para nuestras mediocres vidas de trabajadores de multinacionales. El empujón extra que yo necesito es una subida de sueldo del 30%, ya verás como no hace falta que una tostada me diga 'Abre los ojos, el mundo te espera y es tuyo'. ¡Vete a la mierda, tostada!
'Lucha por tus sueños' no puede estar escrito en letras pastel, y mucho menos puede decírtelo un despertador con ojos
La motivación es muy peligrosa si no se sabe interpretar. Puede acabar en decepción total. Cada persona tiene sus límites y unas cualidades específicas que puede desarrollar. La superación personal está muy bien cuando eres consciente de que no puedes superarte más. Hace poco, la selección paralímpica de Reino Unido lanzaba un vídeo, en el que sus integrantes hacían cosas increíbles. Gente sin brazos y sin piernas haciendo auténticos milagros. Bajo el título de We're the superhumans mostraban sus habilidades. Un claro signo de superación. Pero también hay discapacitados para los que, el simple hecho de ducharse, es un logro gigantesco y nunca llegarán competir en salto de altura. Con esto quiero decir que no, no 'Puedes ser lo que te propongas'. Tienes que conocer tus habilidades, saber de qué eres capaz y hasta donde puedes llegar para evitar decepciones. A mis 34 años y ciento y pico de kilos, sé que nunca seré jugador profesional de fútbol de Primera División, da igual lo que luche y lo que entrene. Ya no, tampoco es que tuviera intención, pero sé donde está mi tope.
Las frasecitas te invitan a luchar por tus sueños, y como dije antes, primero hay que ser realistas y saber si es posible. Luchar por tus sueños no suele ser algo agradable. Si por ejemplo, como yo, aspiras a ser escritor o guionista, sabes que has de ganarte la vida primero. Luego escribir mucho, principalmente de noche, después de la jornada de trabajo, después de los baños y la cena de los niños, después de pasar algo de tiempo con tu mujer, después de ver alguna serie y casi antes de que caigas rendido. 'Lucha por tus sueños' no puede estar escrito en letras pastel, y mucho menos puede decírtelo un despertador con ojos. Tiene que estar escrito en letras rojas, tatuadas en la frente del diablo. Los falsos motivadores y coaches, por mí, pueden guardar la corbata de semiejecutivo y colgarla junto a la verde de Tecnocasa.


