Políticas de salud pública, confianza, confusión terminológica y covid-19

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Visita del presidente de la Junta a un hospital andaluz, recientemente.
Visita del presidente de la Junta a un hospital andaluz, recientemente.

Seguramente, todos nuestros lectores habrán leído algo sobre las cartas en The Lancet sobre la necesidad de una evaluación de la gestión de la pandemia que un grupo de investigadores hemos escrito. En ese contexto comentábamos sobre la poca confianza que hay en el asesoramiento científico. Estos días ha sostenido un artículo de un grupo de compañeros del ámbito de la ciencia que gran parte de esta desconfianza está ocasionada por una importante confusión terminológica.

Por ejemplo, cuentan que hablar de “casos positivos”, que muchas veces se confunden con los “casos nuevos”. Así, explican que los casos positivos son aquellos que han dado positivo en alguna prueba diagnóstica (PCR o test rápido).

Otros científicos y salubristas han escrito sobre las consecuencias dañinas de las decisiones de salud pública que deben considerarse explícitamente e informarse de manera transparente para limitar su daño. Ese punto es algo que hemos alentado muchas veces. La comunicación es vital para ayudar a la ciudadanía a seguir mejor los consejos.

Las preguntas sobre las intervenciones más efectivas para reducir la propagación del virus nos llevan al reconocimiento de que la inacción, o la demora en la acción, pone a millones de personas en riesgo innecesario de sufrir una enfermedad grave o la muerte.

Sin embargo, las intervenciones para limitar la propagación del coronavirus también tienen efectos negativos para la salud. A pesar de la creciente evidencia sobre los efectos adversos no intencionales de las intervenciones de salud pública, hay pocos indicios de que las decisiones políticas se basen en una evaluación y ponderación serias de sus daños a la salud. La realidad es que si miramos la cantidad de medidas que se han puesto en marcha en las CCAA vemos que ninguna ha sido evaluadas.

Las consecuencias nocivas de las intervenciones de salud pública pueden ser directas o indirectas, por ejemplo, daños psicológicos, daños a la equidad, daños sociales y de grupo, daños a las oportunidades y desigualdades en los beneficios de las intervenciones. Estas intervenciones pueden aumentar los resultados adversos que buscan prevenir.

Si bien las políticas para lograr un distanciamiento social masivo pueden haber frenado la propagación viral, también generaron niveles de desempleo sin precedentes que llevaron a una resistencia justificada de algunos sectores.

Ofrecemos tres áreas de daño que deberían formar parte de todos los esfuerzos para evaluar y responder a las consecuencias dañinas de las estrategias para contener el SARS-CoV-2.

1. Exceso de muertes y desigualdades derivadas del daño económico

2. Efectos negativos para la salud

3. Efecto sobre poblaciones vulnerables

La pandemia de coronavirus está lejos de terminar. Los gobiernos tendrán que tomar decisiones difíciles que dependan de datos inciertos y cambiantes sobre los enfoques más efectivos para contener la pandemia.

La salud pública debe aumentar su inversión para evaluar los daños de las opciones desde diferentes perspectivas y considerar explícitamente e informar de manera transparente las consecuencias dañinas de las decisiones públicas al decidir y evaluar las estrategias de salud pública para combatir el SARS-CoV-2.

En este entorno, @gorka_orive, el excelente científico y gran divulgador nos da algunos consejos que vale la pena seguir:

1. EN SILENCIO: Algunos investigadores del @CSIC sugieren que usar correctamente las mascarillas e ir en silencio en el transporte público reduciría la expulsión de aerosoles y la probabilidad de contagios. Reducir aforo también sería desde luego recomendable.
2. DOSIS DE VIRUS: El principal objetivo es no infectarse y no infectar. Pero la "dosis o cantidad de virus" con la que nos infectemos podría estar relacionada con la probabilidad o gravedad de la COVID19. Reducir la carga viral implicaría un menor riesgo.
3. DISPERSIÓN: La dispersión de los contagios caracteriza esta pandemia. Unos pocos (10%) pueden infectar a muchos (80%) y muchos no infectar a nadie. Detectar estos súper eventos sería clave.
4. INFECTARSE EN CASA: Qué ocurre cuando alguien con quien convivimos da positivo? Según un estudio en 191 personas, hay alta probabilidad (75%) de infección secundaria en los siguientes 5 días. Un 53% se infectaron a la semana. Muchos asintomáticos.
5. ¿Cuánto dura la inmunidad tras COVID19? No hay conclusiones claras, pero: A. Los anticuerpos parecen persistir al menos 5-6 meses. B. Parece que los niveles de anticuerpos van bajando con el tiempo. C. La respuesta inmunitaria por linfocitos T perduraría al menos 6 meses.
6. Los espacios cerrados han sido el contexto de muchos de los contagios desde primavera.
7. Hay varios aspectos clave en las futuras vacunas: ➡️Su grado de eficacia. ➡️La duración de la protección. Hay 45 vacunas en ensayos clínicos y 10 en fase III. Se esperan resultados este 2020 y un plan de vacunación en 2021 empezando por grupos de riesgo.
8. La pandemia provoca un impacto negativo en la supervivencia de pacientes con otras enfermedades como el cáncer.

Ocho aspectos muy a tener en cuenta para que las políticas de salud pública lleguen a buen puerto, generen confianza y quiten la confusión que la ciudadanía dice tener.

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