Cardiel y Ruiz-Berdejo, fregona en mano, en la zona del Gallo Azul donde Vox instaló su stand propagandístico.
Cardiel y Ruiz-Berdejo, fregona en mano, en la zona del Gallo Azul donde Vox instaló su stand propagandístico.

Me causó sorpresa, e inmediata pena, observar la foto de arriba, donde los candidatos de la coalición Adelante Jerez, Raúl Ruiz-Berdejo y Ángel Cardiel, "desinfectaban" el lugar donde unos minutos antes estuvo un pequeño stand de Vox.

El combate dialéctico trasvasa con un acto de este calibre la línea de las ideas para deslizarse hacia una metáfora biopolítica, ya muy bien estudiada en los totalitarismos del siglo XX. No se limpian "los restos de las ideas fascistas" con lejía y el mocho, se está limpiando un suelo que han pisado personas con las que no estamos de acuerdo.

Lejos de mi ánimo cualquier defensa de Vox, pero el ataque a sus ideas debe producirse sólo con los medios de la razón, y en la consideración de un contraste de ideas entre humanos iguales, y ante un pueblo al que presuponemos siempre soberano, y no un puñado de imbéciles a los que se puede engañar.

El camino peligroso de la infección está muy bien analizado ya, en la evolución de los congresos nazis en la década de 1923 a 1933, y cómo se inició desde una perspectiva "socialista" de clase: "Los judíos son el capital... explotan a los obreros", etc. Para ir pasando a introducir ideas de infección que fueron paulatinamente a asociarse con los judíos como parásitos, como microbios y finalmente como ratas que traían la peste, y que había que exterminar.

No estoy exagerando: el camino de la metáfora de la infección es peligrosísimo, pues termina cosificando a los seres humanos, primer paso para el abandono de la civilización. Y no  se puede aducir , como han hecho los líderes de Adelante Jerez "somos pacíficos y defendemos la convivencia", etc. Pues esa misma idea de convivencia implica la coexistencia con lo distinto, y la legítima discrepancia de ideas que debe producirse en el marco de la libertad y en ejercicio de la democracia, pero siempre desde el respeto absoluto y permanente  a las personas.

Las personas son siempre respetables, las ideas no,  pero la ocurrencia de la desinfección comete un grave insulto a las personas, exacerba la polarización que se dice querer evitar, coloca aún más en la palestra a los contrincantes ultraconservadores de Vox, y hace, en definitiva, un flaco favor a la democracia que se proclama defender. Este tipo de ocurrencia biopolítica no debería suceder nunca más en Jerez, por parte de ningún partido político. 

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