El mesías y sus discípulos, camino de la insignificancia política

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

El cartel de la vuelta de la baja de paternidad de Pablo Iglesias.
El cartel de la vuelta de la baja de paternidad de Pablo Iglesias.

El jueves pasado me reí mucho con Isa Calderón y Lucía Lijtmaer. En el escenario del Teatro Villamarta, pude verlas, escucharlas y sentirlas en Deforme Semanal, su late night de corte feminista en la que comentan diapositivas de la actualidad social y política. Me reí, porque era lo que tocaba, pero una de las imágenes que mostraron al público no era para reírse, sino para llorar. "Esto es un disparate". No hacía falta decir nada más. Siguiente diapositiva, gracias.

Como ciudadano profundamente de izquierdas, me pregunto cómo puede seguir habiendo personas que crean que con este tipo de discursos (también gráficos) se puede ganar algo. Las encuestas reducen a casi la mitad los diputados que Unidos Podemos sacó en junio de 2016. Si se cumple el pronóstico los que venían para asaltar los cielos, ahora con IU y con todas sus marcas, pueden tener sólo 38 diputados de un total de 350. Y la ultraderecha, para colmo, pisándoles los talones.

Me entristece, y no, no me hace gracia. Como tampoco me hizo gracia que políticos jerezanos que estoy seguro tienen mucho que aportar a esta ciudad protagonizaran en plena calle Larga de Jerez "una desinfección" como casi primer acto de precampaña. ¿Esa es la forma que tiene una candidatura de izquierdas de buscar diferenciarse de las demás? Gracias a la performance de Adelante Jerez, miles de personas saben que Vox estuvo en el Gallo Azul repartiendo propaganda electoral. Enhorabuena.

Siempre me han dicho que las formas son importantes. Hay gente que vive de las formas, y que de contenido tiene bien poquito. Por eso las formas cuentan, sí. En esta sociedad de la inmediatez, del clickbait y de la información desorbitada (y de la desinformación que deriva de ella) hay que ser precavidos y cuidarlas. Salir con un cubo de fregona y lejía a limpiar el lugar por donde ha pasado Vox es tomar a la gente por espectadores de un reality show. Salir de una baja de paternidad —pobre hombre, ¿verdad?— con un acto público como si fueras una estrella de rock en los momentos más bajos de tu carrera política es hacer el ridículo.

La gente lo sabe y lo habla. "Los que venían para asaltar los cielos, ahora están fregando los suelos". Sí. He perdido la cuenta de los amigos y conocidos que ya no quieren votaros. Porque no estáis hablando de los problemas de la gente. No. Estáis haciendo el paripé. Y confiar en que el miedo de que el fascismo regrese levantará de sus sofás a muchos el próximo 28 de abril o el próximo 26 de mayo es un riesgo bastante grande. Un riesgo, hay que decir, que también es responsabilidad vuestra. Así, de forma mesiánica, no sólo le hacéis un flaco favor a la clase trabajadora de este país sino que camináis hacia la insignificancia política. Y duele, más aún sabiendo todo lo que podríais aportar y poner en valor. Parad el circo, porque nos estamos jugando algo muy serio.

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